Qué es el estrés en perros

 

«Mi perro monta piernas”

“Mi perro destroza todo lo que toca”

“Hace pis por cualquier lado”

“Parece que no se cansa nunca”

Oigo estos comentarios a menudo, y a menudo escucho también la explicación estándar para estas conductas y otras tantas: es muy dominante.

Sin embargo, a poco que te pares a pensarlo, la explicación real seguramente sea otra muy distinta: tu perro sufre de un elevado nivel de estrés que no es capaz de gestionar.

Y las conductas que presenta son solo eso, manifestaciones de estrés.

Pero, ¿qué es realmente el estrés?

Dicho de un modo sencillo, el estrés es una respuesta generada por un ser vivo para adaptarse a una exigencia (del entorno o interna).

Visto así, en sí mismo ni es bueno ni es malo.

De hecho, es algo totalmente necesario.

Si el entorno cambia y hay que adaptarse a ese cambio, la falta de respuesta (ausencia de estrés) implica una falta de adaptación.

Y eso sí que es un problema.

De hecho, desde el punto de vista fisiológico ocurren una serie de procesos químicos dentro de nuestros cuerpos cuando se activa una respuesta de estrés.

Y cuando esos procesos fallan puede sobrevenir la muerte.

Esto tiene un nombre (crisis addisoniana en la enfermedad de Addison o hipoadrenocorticismo).

Así que de entrada el estrés no solo no es malo, sino que es imprescindible para seguir vivos.

 

Porqué el estrés es un problema para tu perro

El problema aparece cuando la respuesta generada no es adecuada o no permite adaptarse al cambio.

O cuando la exigencia (interna o externa) no desaparece y persiste en el tiempo, a pesar de que la respuesta adaptativa es correcta.

En esos supuestos, la respuesta de estrés sigue activa en el tiempo.

Y eso empieza a producir un desgaste físico y emocional importante. Es entonces cuando aparece el estrés crónico.

El estrés será agudo si la exigencia es puntual pero demasiado elevada, y por lo tanto la respuesta del individuo no logra una buena adaptación.

En ambos casos aparecen una serie de manifestaciones conductuales (y a veces físicas) que son fácilmente visibles.

Es decir, cuando tu perro está sometido a un episodio de estrés intenso agudo, o sufre de estrés crónico, va a realizar unos comportamientos llamativos que indican que tiene un problema.

Y esos comportamientos no tienen nada que ver con la dominancia ni con las jerarquías.

Esto es importante.

Si reconoces estos comportamientos en tu perro, ya sabes que en realidad trata de adaptase a algo sin éxito.

Y lo que necesita es ayuda.

Sobre todo si la exigencia proviene del entorno donde tú le introduces o directamente viene de ti.

 

¿Qué conductas son debidas al estrés?

Las conductas asociadas a estrés agudo son las siguientes:

Movimiento constante

Dificultad para descansar (sueño ligero)

Saltar sobre la gente u otros perros

Aumento/disminución del apetito

Aumento del consumo de agua

Aumento del pis

Sudoración de almohadillas

Picores (sobre todo de oídos)

Jadeo intenso (sin calor o ejercicio asociados. Lengua ancha y con la punta doblada hacia arriba, labios contraídos hacia atrás)

Aumento de las vocalizaciones (ladra mucho, gimotea, aúlla)

Vómitos

Portar objetos en la boca de modo persistente/sujetar manos y brazos con la boca

Sacudirse con frecuencia

Problemas de concentración

Irritabilidad

Comportamientos de agresión o reacciones intensas (ladridos, embestidas, control corporal)

Y las conductas asociadas al estrés crónico son éstas:

Montas

Aumento del apetito/apetito caprichoso/escaso

Aumento del consumo de agua

Aumento del pis

Marcado con orina persistente

Dermatitis/pelo pobre/caspa/caída abundante de pelo

Gastroenteritis habituales

Hiperactividad

Ausencia de descanso (activos durante la noche)

Apatía/falta de iniciativa (pasividad, “perro muy tranquilo”)

Conductas obsesivas

Estereotipias

Mala comunicación (no responden adecuadamente a las señales de otros perros)

Mala respuesta a la obediencia

Problemas de aprendizaje

Sacudir todo el cuerpo frecuentemente

Temblores

Conductas de agresión o reactividad

 

Como verás, algunas son propias de uno de los dos estados, y otras son comunes a ambos.

Aunque en realidad no se puede trazar una frontera nítida entre estrés agudo y crónico, no hay un momento preciso en el que se pasa de un estadio a otro, por lo que las manifestaciones pueden empezar a mezclarse en cualquier momento.

¡Ojo!, que tu perro de vez en cuando realice algunas de las conductas de la lista no es preocupante. De hecho muchas de ellas, de modo aislado, no tienen ninguna relevancia y son totalmente normales.

Puede rascarse porque le ha picado una pulga. O puede lanzarse a por otro perro porque le han atacado. O marcar insistentemente con orina porque está en celo (tanto el macho como la hembra).

Hay que interpretar las señales en un contexto, observar varias, y sobre todo, valorar si son muchas señales a la vez o son persistentes en el tiempo.

Es normal morderse las uñas o dar golpecitos con el pie mientras haces un examen. Estás estresado.

Pero esas conductas desaparecen al salir de la sala de exámenes. Situación resuelta.

Si te comes las uñas constantemente y siempre que estás sentado das golpecitos con el pie en el suelo, entonces seguramente tengas un problema.

En cualquier caso, para resolver estas conductas lo primero es asimilar cuál es la causa.

Lo segundo, determinar qué elementos pueden estar generando esa mala respuesta de estrés en tu perro.

Y lo último, empezar a cambiar el entorno, el manejo y a ti misma para que tu perro pueda relajarse y cambiar su comportamiento.

En muchos casos puede ser necesario visitar al veterinario, ya que a menudo una exigencia interna está produciendo el problema.

 

¿Qué puede causar estrés externo en tu perro?

Cada perro es un mundo, y al igual que en las personas una determinada situación no genera la misma reacción, en perros tampoco.

Hay personas para las que hablar en público sería el fin del mundo, y les llevaría a sufrir un estrés muy intenso que puede desembocar en un ataque de pánico.

Y hay otras que disfrutan enormemente hablando frente a otros.

Sin embargo hay situaciones comunes que a muchas personas les genera problemas.

Hablar en público es algo que produce nerviosismo a muchos seres humanos.

Por lo tanto, hay muchos momentos que pueden generar estrés importante en muchos perros, así que haré una lista para que intentes valorar si estas situaciones se dan habitualmente en el entorno de tu perro, y en función de su actitud y comunicación corporal determines si son un problema para tu perro o no.

Y a partir de ahí ya tienes un buen punto de partida para empezar a trabajar.

Causas frecuentes de estrés en perros

Gritos

Ruidos intensos y repentinos (cohetes, disparos, tormentas)

Sentirse amenazado (regaños, castigos)

Molestias/interrupciones durante el descanso

Herramientas aversivas (collares de pinchos, ahorque, eléctricos, etc.)

Paseos inadecuados (muy rápidos, muy cortos, con correa tensa/corta, con correcciones constantes, sin poder oler nada)

Parques caninos

Juegos muy intensos y repetitivos (lanzamiento de objetos)

Jaulas/encierro/aislamiento

Desnutrición/Malnutrición

Comunicación fallida (no recibir respuesta a la comunicación corporal)

Las prisas/movimientos bruscos

Niños

La soledad

Restricción de movimientos (no poder nunca correr o moverse con libertad)

Estrés/ansiedad/miedos en la persona de referencia

Control constante

 

¿Qué puede causar estrés interno en perros?

La exigencia a la que tu perro no logra adaptarse puede provenir de su interior.

Y esto es más frecuente de lo que imaginas.

Crees que tu perro está bien, que está sano porque come y se le ve contento.

Y con eso descartas cualquier enfermedad.

Pero lo que no sabes es que hay enfermedades de evolución lenta, que avanzan durante meses o años antes de dar síntomas claros de que están ahí.

Y que hay enfermedades cuyos síntomas son precisamente las conductas alteradas, y nada más.

O hay algo más, pero era tan sutil que no te has dado cuenta hasta que no has tratado a tu perro, y de repente ha dejado de hacer ciertas cosas que antes hacía y no sabías porqué (pero no le dabas importancia)

O lo ha hecho toda la vida, y por lo tanto has pensado que era normal, algo particular de tu perro, y no un indicador de enfermedad.

Por lo tanto no descartes esta opción sin valorarla a fondo.

En principio, cualquier alteración orgánica y cualquier problema que produzca dolor de modo continuado en el tiempo va generar conductas asociadas a estrés.

Pero hay problemas que destacan por su frecuencia de presentación.

Son las siguientes:

– Alteraciones articulares

Displasia de cadera o de codo en perros jóvenes. Compresiones/hernias de disco en perros mayores o ciertas razas predispuestas. Luxaciones de rótula en perros jóvenes y razas predispuestas. Rotura de ligamentos de la rodilla en perros mayores.

– Alteraciones dentarias

Roturas de piezas, piezas que encajen mal, periodontitis en perros mayores y razas predispuestas, gingivitis.

– Alteraciones oculares

Entropion en razas predispuestas, pestañas ectópicas (que rozan el ojo), glaucoma en perros mayores o razas predispuestas, patologías de la retina en razas predispuestas y ciertas enfermedades.

– Alteraciones neurológicas

Enfermedades degenerativas, secuela de traumatismos craneales, epilepsia, hidrocefalia, tumores.

– Alteraciones hormonales

De tiroides (por defecto) y de las adrenales (por defecto y por exceso, en perros jóvenes y mayores respectivamente).

– Alteraciones auriculares

Patologías que afecten al oído (producen dolor) o sordera en perros mayores o razas predispuestas.

Y por supuesto, cualquier enfermedad que afecte a uno o varios órganos y sea crónica, como un fallo renal, hepático, cardíaco, etc. va a suponer una exigencia interna importante, y puede dar señales de estrés antes de evidenciar síntomas claros.

Y así funciona la biología.

A ti el estrés puede provocarte una úlcera (y volverte medio loca de nervios).

A tu perro, pues igual.

Podéis ayudaros el uno al otro.

Y yo puedo ayudaros a los dos.

Con asesoramiento.

Aquí:

 

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