Cómo mejorar la relación con tu perro educación canina amable

«Destruyo a mi enemigo si lo convierto en mi amigo» (A. Lincoln)

Pregunta:  ¿cómo puedo mejorar el vínculo con mi perro?

Pues resulta que en la actualidad, casi todas las personas que tienen un perro lo tienen para disfrutar de su compañía.

Para compartir momentos y experiencias y establecer una relación de amistad.

Pero desde el primer momento en que llega a casa, convertimos cada instante en una  batalla, y la convivencia, en una guerra.

 

¿Cómo mejorar la relación con mi perro?

 

Castigos, persecuciones, gritos y malos modos, tirones de correa, zarandeos…..

Todo nuestro esfuerzo parece centrado en establecer una vigilancia de cada movimiento de nuestro perro, para “corregirlo”.

Hay tensiones constantemente.

La vida con nuestro animal se convierte en un interminable tira y afloja, en un “a ver quién gana hoy”…para volver a empezar mañana.

A menudo las cosas se tuercen, y el perro no responde como deseamos.

Entonces se opta por aumentar el arsenal: se castiga más, se persigue más, se grita más.

O bien se busca un “profesional”, que generalmente lo justifica todo como “un problema de dominancia”, y aclara que el perro “necesita saber quién manda”.

Y por supuesto, facilita detalladas instrucciones sobre cómo lograrlo.

Ahora la guerra empieza a ser cruenta.

Tenemos que estrangular a nuestro perro.

Tenemos que ponerlo panza arriba en cuanto nos lleve la contraria.

Tenemos que darle “toques” en el cuello, o talonazos en las costillas.

Tenemos que imponernos a él.

Es necesario.

Nos explican que así es como se comporta el lobo.

Que así es como debemos comportarnos, es lo que el perro espera de nosotros si queremos que se someta, que se comporte como es debido.

¿Dónde ha quedado la ilusión del primer día? ¿Alguien disfruta viviendo así con su perro? ¿Era esa la idea que tenías cuando se introdujo al animal en la familia?.

Seguramente, la respuesta en todos los casos sea “no”.

Nadie trata así a sus amigos.

Nadie desea que le traten así.

A nadie le gusta entablar una batalla por cada objeto, por cada paso dado en la calle, por cada parcelita de poder en casa.

Nadie quiere una guerra en su salón.

Y sin embargo……. La teoría de la dominancia manda.

El “adiestrador” lo dice.

Y el razonamiento parece tener sentido.

Nuestro perro quiere mandar o que le mandemos.

Y el único modo de conseguirlo es demostrando nuestro poder.

Guerreando con él.

Derrotándolo.

Así se entra en una dinámica de “yo gano/tú pierdes”.

En esa dinámica hay que pelear cada día, porque cada batalla otorga la victoria a uno o a otro.

Pero siempre hay alguien que pierde.

El objetivo es conseguir que el perro pierda siempre.

¿A alguien le sorprende que, a menudo, muchos perros intenten pelear por todo?

 

Una relación basada en una mentira

 

Repasemos las bases.

La teoría de la dominancia, o del Lobo Alfa, fue propuesta por el biólogo Dave Mech, hace unos cincuenta años.

Esa misma teoría fue desechada 20 años después por la misma persona.

La observación de lobos en cautividad le llevó a una conclusión errónea, y la observación de lobos en libertad le hizo percatarse de su error.

Luego, ¿qué sentido tiene aplicar una teoría errónea?.

Ninguno. No vas a mejorar la relación con tu perro fijándote en esta teoría.

Por otro lado, los perros no son lobos.

Eso lo tenemos claro.

Y aunque tengan mucha genética y muchas conductas en común, hay también diferencias importantes.

¿Educaríamos a nuestros hijos como a chimpancés por el mero hecho de nuestros parecidos genéticos y sociales?.

No lo creo.

¿Qué sentido tiene entonces tratar a nuestros perros como si fueran lobos?.

Ninguno.

Finalmente, nosotros tampoco somos lobos.

Ni perros.

¿Qué sentido tiene que intentemos comportarnos como tales?.

Ninguno.

Conclusión: el argumento del que parte la guerra es una falacia.

Es hora de concluirla.

Es el momento de de plantearse que hay otro modo de hacer las cosas, de proponerle a nuestro perro un contrato.

Un acuerdo que beneficie a ambas partes, en el que el resultado final sea “yo gano/tú ganas”.

Es hora de pedir cooperación en lugar de sometimiento, de crear un vínculo de amistad y buenas experiencias, en lugar de convertir cada día en un campo de batalla.

Es hora de firmar la paz.

Y sí, de disfrutar, de verdad, de tu mejor amigo.

¿Te ha gustado el planteamiento?

Explicaría muchas cosas, verdad?

Pues en este artículo se resume mi porqué.

La razón por la que me dedico a lo que me dedico y me apasiona lo que hago.

Ayudo a hacer las paces entre personas y perros.

Puede que tú necesites esa ayuda.

Pues darle a este botón sería un buen modo de pedir una tregua: 

 

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