“La única guerra que se gana, es la que no se empieza”

 

Como ya he comentado en otro artículo, la teoría del Lobo Alfa está fuera de lugar en nuestra convivencia con el perro.

¿Y entonces qué hacemos?

 

Cómo mejorar el vínculo con tu perro

 

Si quieres que tu perro te siga, que te aprecie (más), que te respete (sin tenerte miedo), que muestre una buena disposición hacia ti, debes trabajar la relación día a día: hay que crear un buen vínculo emocional con tu perro.

Debes esforzarte en ser su mejor amigo.

Y demostrárselo con hechos.

Para lograrlo, lo primero es satisfacer sus necesidades.

Y no solo las básicas.

Cuántas más necesidades seas capaz de cubrir, más atención te prestará.

Cuantas más necesidades estén cubiertas a través de ti, menos tendencia tendrá el perro a iniciar conductas por su cuenta que puedan resultar molestas o peligrosas.

Lo segundo es demostrarle día a día que quieres ser su mejor amigo.

Enseñarle el mundo.

Protegerle de aquello que le dé miedo.

Ayudarle a superar ese miedo.

Animarle en sus iniciativas, sin dárselo todo hecho, pero sin ponérselo complicado.

Así generas confianza (en sí mismo, en ti) y una buena autoestima.

Y lo siguiente, confirmarle a tu amigo que eres alguien interesante, que eres seguro, fiable, y una fuente constante de buenos  momentos

¿Cómo?

Juega con él.

Puedes usar pelotas, peluches, juguetes con sonido, lanzar objetos para recuperar (con mucha moderación), mordedores con asas para forcejear, objetos que saltar, esquivar, rodear, buscar….

Y paseando.

Pero parando cuando él lo desee, dejándole olfatear, variando los entornos -rurales, urbanos-, permitiendo la relación con otros animales.

El paseo NO es un desfile militar, es SU  momento.

Que lo disfrute.

Y aprovecha para relajarte tú también

En resumen, realizando actividades agradables juntos.

Estar siempre a su lado, pero sin asfixiarle con tu presencia.

Y hacer todo esto a diario.

 

¿Qué más puedo hacer para mejorar el vínculo?

 

Establecer una rutina de manejo (no muy rígida), para que asimile que hay una hora para pasear, una hora para comer, una hora para jugar, para ir al parque con los amigos, para descansar……  es también una buena práctica.

Haciendo esto la vida del perro se convierte en algo predecible, y esto le da seguridad.

Además, si se acompaña de suficiente ejercicio (según raza, edad y necesidad individual), facilitamos que el perro tenga un carácter tranquilo y paciente.

Todo esto implica tiempo, todos los días, sin excusas.

Crear una relación lleva tiempo, y mantenerla y hacerla fuerte, también.

La simple convivencia no genera forzosamente vínculos.

O al menos, no buenos vínculos.

Una relación cuidada y planificada es el mejor regalo que le puedes hacer a tu perro, y él te agradecerá sacando lo mejor de sí. 

Y con este sencillo artículo se resume todo: aquí están las patas sobre las que debes apoyar la relación con tu perro.

Si aparcas por un momento la preocupación por los problemas de conducta que presente, y trabajas esto hasta lograr una base sólida, los resultados te van a sorprender.

Y lo mejor es que los problemas mejorarán (puede que incluso desaparezcan) sin haber trabajado sobre ellos de modo directo.

¿Te seduce la idea?

Sencillo, verdad?

Pues de eso va mi asesoramiento.

Te lo presento sencillo, aunque no digo que sea fácil.

Puedes aprender más aquí:

 

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