husky gris en la nieve

Esto es lo que suelo decir:

 

Anticipa. Gestiona el entorno, no al perro. Busca negociar soluciones que os satisfagan, a ti y a tu perro”

“Ya, claro, me gusta la idea, pero ¿¿¿cómo hago eso???”

 

Pues mira, una cosa tengo que decirte: no hay un modo estándar de aplicar esto.

No hay pasos, ni métodos, ni manual de instrucciones, ni sistemas estandarizados que sirvan para cada perro y para cada persona y para cada situación cotidiana.

Así que puedes dejar de buscarlos y ahorrarte ese tiempo.

Solo hay conocimientos, observación (mucha), intuición y ganas de mejorar la convivencia.

Una (gran) fuente de conocimiento son los propios perros.

Es raro, pero hace poco que nos hemos dado cuenta de que, si queremos saber sobre perros, lo razonable es estudiar y observar a los perros.

Nada de cómo adiestrarlos mejor, o cómo conseguir que hagan A o dejen de hacer Z

Para eso solo hay que observar a las personas y sus resultados en los perros que adiestran.

Eso hace años que lo hacemos, y no da respuestas a muchas cuestiones, ni solución a muchos conflictos.

Hay que observar perros, si queremos comprender a los perros y aprender a convivir con ellos, con mucha más tranquilidad y mucho menos estrés, agobios, nerviosismos, ruidos y tensiones.

Y observando, veo cómo resuelve un conflicto la perra de una amiga.

Estamos en el monte, vamos por una pista rodeada de bosques.

Los perros, ya algo cansados, van caminando hacia el aparcamiento.

Uno de ellos, un husky, se marcha por el bosque, y vuelve un par de minutos después.

Trae una pata de corzo.

O algo así, tampoco presto mucha atención.

Nos paramos a esperar.

El husky se tumba con su tesoro entre las patas, y empieza mirar de reojo en todas direcciones.

Está observando la reacción de sus congéneres.

Esperando a que le intenten quitar su valioso trofeo

Esperando la admiración, el interés, la envidia de los demás.

Esperando que alguno se acerque a intentar arrebatarle la joya de la corona, para así poder arrancarle la cabeza sin miramientos.

(Esta actitud es muy husky, jajajajaja)

Pero nada de eso llega.

Nadie presta la más mínima atención hacia su trozo de carroña.

Su cara empieza a mostrar decepción y algo de enfado.

¿Alguien, nadie, en serio no os interesa esta maravilla?

Pues no.

Pero espera.

Una galga se aproxima hacia el husky.

Al husky se le ilumina la cara, “por fin”.

Cuando la galga está a unos diez metros, el husky se encorva sobre su tesoro y emite un gruñido gutural y profundo.

Muy ancestral.

Muy husky.

La galga observa unos segundos, evalúa la situación, y toma decisiones.

Está pensando, sí.

Decide que el riesgo no merece la pena. Y decide que quizá ella pueda conseguir lo mismo sin jugarse el cuello.

(Y tal vez la amistad, aunque no sé si eso lo está valorando, jajajaja)

Así que simplemente se aleja.

No está dando espacio, ni esperando nada.

Está entrando en el bosque por el mismo sitio por el que el husky salió con su pata podrida.

Ha pensado que, si había una, puede haber más.

O unas costillas, o un cráneo, quién sabe.

Eso es mucho más seguro: yo gano un trofeo, el husky mantiene el suyo, no nos peleamos, la confianza sigue intacta y la unidad del grupo, también.

Eso es evitar conflictos, es respetar al otro, es pensar en el grupo y en la cohesión social, y es buscar un resultado donde todos ganan.

Y estas soluciones se aprenden, como digo, observando perros.

(Ni siquiera hace falta irse a países donde existan los perros callejeros, puedes observar perros familiares a los que se les dé libertad de decisión)

Otra oción es apuntarte a los correos diarios. 

No es tan buena, pero seguro que algo aprendes.

Dejas tu email aquí abajo, y ya mismo empiezas a leer.

 

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