Educación amable para tu perro

Vivo en una casa en el monte.

Y esa casa tiene un terreno alrededor, bastante grande.

Digamos más de 3 hectáreas.

Cuando tienes tanto terreno y no tienes cabras, la naturaleza tiende a ser bastante desbordante.

Así que en sitios como este, la desbrozadora es tu mejor amiga.

Tienes que pasearte con ella de vez en cuando para asustar a las zarzas y las ortigas, y que no se hagan las dueñas del lugar.

Pero el caso es que la maquinita en cuestión se arranca tirando de una cuerda.

Como suena.

La tumbas en el suelo, sujetas el extremo de la cuerda, y tiras con todas tus fuerzas.
 
Una vez, dos veces, tres…. Hasta cinco veces, y arranca.

Luego hay que esperar un minuto o así hasta que el motor se para solo.

Y luego volver a tirar de la cuerda.

Esta vez basta con un solo tirón.

Y digo yo, si el ser humano ha puesto naves espaciales en la luna, y saca fotos de Marte como el que se hace selfies para Instagram, ¿cómo es posible que no haya inventado algo más elegante y práctico para arrancar el motor de una desbrozadora?

Y quien dice una desbrozadora dice una motosierra (que se arranca igual).

Pues resulta que sí lo ha hecho.

Pero la  gran mayoría son de arrancar a cuerda.

Si quieres algo más eficaz, más cómodo, más moderno, tienes que buscarlo (y pagarlo).

Lo mismo ocurre con el mundo de la educación canina.

La mayoría son de tirar de la cuerda.

 Los que se la dan de más sofisticados optan por botones y mandos a distancia.

Tienes que buscar mucho más si quieres algo de verdad avanzado y práctico.

Algo como esto. Puedes empezar a conocerlo mejor dándote de alta en el botón.

Tú lees, y a ver si te gusta lo que lees.

Y si prefieres lo de la cuerda, pues te das de baja, y tan amigas.

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