Existe mucha confusión acerca de las distintas filosofías y modalidades de educación canina.

Te explico en qué consiste exactamente la educación canina amable y empática, y te cuento qué NO es, para que no te engañen y te intenten confundir con conceptos equivocados.

¿Qué es la educación canina amable y respetuosa?

 

En eduación canina hay distintas corrientes. Toma fuerza la educación canina amable, también llamada empática y respetuosa. Te explico por qué.

Frente a visión utilitarista del perro, o la reducción a la conducta y a la acción/reacción, la educación canina amable considera al perro como un todo. Se apoya en que el perro es un invididuo con emociones, capacidad de razonamiento, estructuras sociales,  y sistema comunicativo complejo.

En la educación canina empática se da mucha importancia a sus necesidades de especie y a la integración en un entorno familiar humano.

La educación canina tradicional tiene una visión del perro como herramienta. Debe cumplir una función. El perro se ha entrenado durante muchos años para rescate, policía, búsqueda de personas, ataque y defensa, pastorear animales, guardar propiedades, para la guerra, para tirar de carros y trineos… En resumen, para realizar un trabajo útil para las personas.

A día de hoy, donde el 95 % de los perros no tiene trabajo, y se limitan a convivir con una familia humana, la visión persiste, y el perro debe ser entrenado para una función exclusivamente: dar compañía sin dar problemas.

Y como se ignora por completo su comunicación, sus necesidades y sus conductas naturales, muchos perros dan problemas.

Entonces, la visión tradicional propone adiestrarlos y educarlos como solución a las conductas indeseables por las personas. A menudo, ese adiestramiento, sobre todo cuando es en cachorros, se convierte en la causa de mayores problemas de conducta. O, simplemente, agrava los existentes.

 

¿Cuál es la alternativa?

 

En la educación canina amable y empática se promueve conocer al perro, sus conductas naturales, su comunicación y sus necesidades, y a partir de ahí, se busca proporcionarle el mejor estilo de vida posible para cubrir todo eso.

Sus conductas, como consecuencia de este trabajo, cambian (pero cambiar las conductas nunca es el objetivo), y los problemas de comportamiento desaparecen o se mitigan notablemente.

En caso de que el problema de comportamiento fuera en realidad una conducta natural de la especiel, se entiende que el problema lo tiene la persona, no el perro, y no se interfiere en el mismo.

 

¿Como aplicar la educación canina amable y respetuosa?

 

Dicho de un modo breve: la educación canina amable y respetuosa no busca enseñar trucos al perro, ni pretende que obedezca órdenes.

Tampoco se centra en cambiar sus conductas, y menos aún en inhibirlas.

Aboga por formar a las familias para que conozcan a fondo a su perro y a la especie, y, a partir de ahí, le ofrezcan la mayor calidad de vida posible, respetando sus necesidades y conductas naturales.

Solo así se consigue un perro maduro, feliz, equilibrado y bien integrado en su entorno.

 

¿Cómo educar a un perro sin violencia?

 

La educación canina amable y empática nace por el interés de muchas personas de educar sin violencia.

Esto ocurre como contraposición a los sistemas tradicionales educativos, donde hay que imponese al perro a toda costa (teoría de la dominancia), y donde se incluyen acciones violentas como voltearlo, darle toques, tumbarlo e inmovilizarlo contra el suelo, etc.

Y para evitar los modos conductistas basados en el castigo positivo, con empleo generoso de herramientas mal llamadas educativas. Estas herramientas infligen dolor, y funcionan por el miedo que causan. Seguro que las conoces: collares eléctricos, estranguladores, martingale, de pinchos, cabezadas halti.

Nada de esto tiene cabida en la educación amable y empática. En esta filosofía prima el respeto al perro, el conocimiento y satisfacción de sus necesidades como especie y como individuo, la atención a su comunicación, y el favorecer su desarrollo como perro, y no como herramienta para satisfacer las necesidades y deseos humanos.

No se busca la modificación o desaparición de las conductas, sino que se consideran indicadores del estado emocional del perro y de cómo están de bien (o mal) cubiertas sus necesidades.

En el conductismo, en cambio, que se utiliza ampliamente en la educación canina, prima el cambio de las conductas visibles por distintos medios.

Si se emplea un sistema de refuerzo positivo, se considera que la violencia está exenta del proceso de educación del perro, por lo que hay quien dice que se puede educar a un perro sin violencia mediante premios y golosinas.

Sin embargo, al dirigir sus conductas a nuestra conveniencia, anulando su voluntad, ignorando su comunicación y estado emocional, y pasando por encima de sus necesidades para imponer las nuestras, en realidad sí se ejerce violencia. Solo que no es física, sino emocional y psicológica, que es mucho menos evidente y visible, pero que también termina por pasar factura en la convivencia.

 

¿Cuál es la mejor manera de educar a un perro?

 

Esta pregunta tiene una difícil respuesta. Porque para eso debemos definir exactamente qué entendemos por «educar», y aquí cada uno puede entender algo diferente.

 

Adiestramiento tradicional

 

Si la finalidad es anular conductas que no nos gustan o nos parecen inaceptables, entonces la mejor manera de lograrlo es, sin duda, el adiestramiento tradicional. Usando la fuerza, el miedo y el dolor se logra inhibir casi cualquier conducta.

Personalmente pienso que si esto te parece bien, no deberías tener perro. Tal vez peces de colores, que no dan guerra y no hay que andar manipulando para que se porten de ciertas maneras.

Y ojo, no te lleves a engaño, el que te cuenta que hay herramientas que «bien usadas no hacen daño» ya admite que hacen daño. En ese caso, pregúntale por qué funcionan cuando se usan «bien».

La realidad es que si no hacen daño, no funcionan, porque esa es la razón de ser de dichas herramientas: hacer daño y provocar miedo.

Tampoco te dejes seducir por el que te cuenta que puede positivizarse cualquiera de esas herramientas, porque te miente. Te dice lo que quieres oir, no la realidad. Os hará mucho daño, a tu perro y a ti.

Por último, si algún profesional te cuenta que la única manera de educar a TU perro (que es muy especialito) es usar ese tipo de manejos y de herramientas, porque ya se ha probado el refuerzo positivo y no ha funcionado, huye.

Primero, hay otro modo (sí, la educación canina amable, que no usa premios ni herramientas), y segundo, lo que te está diciendo realmente es que ÉL, como profesional, no sabe gestionar o comprender a tu perro, y por eso recurre a lo que no falla: el miedo y el dolor. No lo permitas, nunca.

 

Adiestramiento con refuerzo positivo

 

En cambio, si buscamos enseñarle trucos y hablidades al perro, la elección está clara. El adiestramiento mediante refuerzo positivo da excelentes resultados. No cambiará sustancialmente las conductas del perro, y tampoco garantiza una buena obediencia, pero no le dañará físicamente ni le atemorizará.

En ocasiones, el adiestramiento en positivo puede resultar útil si lo que se busca es evitar ciertos comportamientos o que el perro deje de hacer ciertas cosas.

Si la motivación para los comportamientos a modificar no es muy alta, el resultado será el deseado.

En cambio, si la respuesta emocional del perro es muy intensa y es la base de la conducta que se quiere evitar, o hay una gran motivación instrínseca para llevarla a cabo (un ejemplo sencillo: perro macho siguiendo a perra en celo), el adiestramiento mediante refuerzo positivo no servirá de nada.

 

Educación canina amable

 

Así que nos queda la educación canina amable y empática. Es la mejor manera de educar a un perro, porque no le educamos nosotros, que no somos perros y sabemos poco de perros.

Se educa él solo a base de exposiciones y experiencias en la vida real, oportunidades de aprendizaje, seguimiento y observación de otros perros adultos, con el acompañamiento y guía de las personas de referencia para él.

 

¿Qué es el adiestramiento en positivo?

 

Suele haber confusión entre el adiestramiento en positivo y la educación amable y empática.

Se considera que el adiestramiento en positivo, o educación en positivo, es respetuosa con el perro. Pero se considera esto porque no se le agrede físicamente, ni se le atemoriza para que haga lo que deseamos.

Sin embargo, es importante diferenciar, porque la base de la que se parte es totalmente distinta.

El adiestramiento o la educación canina en positivo, o basado en el refuerzo positivo, consiste en premiar al perro cuando realiza las conductas deseadas, retirando la atención o la recompensa si no actúa como queremos. Y ya. En teoría no se aplican castigos, no se corrige al perro y se le respeta.

 

¿Qué falla?

 

En la práctica esto  no es cierto. Por dos motivos:

1- El refuerzo positivo siempre va acompañado de castigo negativo. Piénsalo, retirar la atención si el perro la considera valiosa, es un castigo negativo. Negarle la recompensa que está esperando es también un castigo (negativo). Lo uno va la mano de lo otro, esto es ciencia y son las leyes del aprendizaje, no es discutible ni negociable.

2- Muchos adiestradores y educadores dicen emplear refuerzo positivo en exclusiva porque usan comida en sus protocolos. Y se quedan tan anchos. Eso sí, cuando el perro rechaza la comida, te dicen que debe ayunar dos o tres días. Se acabó el refuerzo positivo, y entramos en «modo supervivencia». O te sueltan que van a positivizar cosas a lo loco, hasta un collar eléctrico lo positivizan. ¿En serio? ¿En qué universo paralelo crees que alguien puede considerar positivo recibir una descarga eléctrica? Mira, te doy cien euros si te aguantas esta descarga. Vale, te llevas los cien euros, pero ¿te gusta recibir descargas?. Y luego están los que  alternan comida con correcciones, o meten herramientas que implican castigo positivo revistiéndolas de mucha verborrea para disimular lo que realmente están haciendo.

 

¿Cómo conocer mejor a tu perro?

 

Conocer a tu perro es algo fundamental para convivir y que ambos estéis satisfechos de esa convivencia. El mejor camino para conseguir esto es formarse sobre comportasmiento canino.

Relee la frase anterior, he dicho sobre comportamiento canino, no sobre cómo educar perros, ni cómo enseñarles trucos, o cómo conseguir que obedezcan o que dejen de hacer ciertas cosas.

Y la mejor formación puedes obtenerla si te centras en la filosofía de la educación canina amable y empática.

En ese tipo de formación vas a conocer las necesidades reales de los perros. Luego revisas a tu perro, y ajustas lo que corresponda. Esto ya resuelve muchos de los mal llamados problemas de comportamiento.

También sus fases del desarrollo, es imprescindible saberlas para favorecer el paso de tu perro por las mismas en lugar de entorpecerlo, bloquearlo o preocuparte pensando que esas fases son problemas.

Aprenderás sobre comunicación canina, entre perros y contigo. No para decirle a tu perro lo que tú quieres y que te entienda, sino para que tú le entiendas a él y puedas apoyarlo y acompañarlo cuando te necesite, o responder a lo que te pide.

También, y esto es básico pero casi nunca se tiene en cuenta, conocerás las conductas  normales de los perros. Una vez sabes de estas conductas, te das cuenta de que mucho de lo que te preocupa, o de lo que otros te dicen que es un problema, es algo totalmente habitual en la especie. Y no solo no debes impedirlo, sino que te conviene favorecer que tu perro pueda realizar esas conductas. De ese modo será un animal equilibrado y feliz.

Así que, definitivamente, si tu perro es tu mejor amigo y forma parte de tu familia, olvida la visión utilitarista que te venden por todas partes, y céntrate en formarte y en aplicar la filosofía de la educación canina amable y empática. No te arrepentirás, y podrás disfrutar de una relación de complicidad con tu perro como ahora no puedes ni imaginar.

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