Enfadarte funciona porque asusta a tu perro
Te voy a contar algo sobre el tema de intervenir o no cuando te acusan de ser blanda con tu perro.
Y que por eso no te hace caso.
Igual te ha pasado alguna vez.
Te has dado cuenta de que a menudo tu perro parece torearte, y que solo te hace caso si te enfadas.
Eso te lleva a concluir que los Tontos Alfa del parque tienen razón.
Te voy a contar lo que ocurre en realidad, porque a mí también me pasaba justo eso.
Hace años tenía huskies.
Y hace más años aun, tenía otros huskies.
Pues recuerdo que para mí por aquel entonces ese era un pensamiento recurrente.
Estábamos en algún parque, o en el monte, o donde fuera.
Ellos por ahí haciendo el gamba, y yo caminando.
Y lo mismo tenía que irme o estaban tratando de hacer algo que no me gustaba un pelo.
Así que les llamaba o les explicaba que eso no se hace.
Y pasaban de mí por completo.
A veces es que ni me miraban.
Aunque cuando lo hacían, parecían pensar unos segundos y luego seguían con lo suyo, y creo que era aún peor.
Es como si te dicen “sí, te oigo, pero paso de tu jeta, déjame en paz”.
Qué bien.
Entonces yo me mosqueaba, o me frustraba.
Pero tendía a aguantarme o a buscar alguna otra salida, porque claro, son huskies.
Y los huskies son así.
Pasotas.
“Sordos”.
Desobedientes.
No hacen caso a nadie.
Ya.
Pero todos tenemos días y días, y yo no voy a ser menos.
Así que un día iba y me liaba a gritos con los perros, en mitad de la calle.
Por lo que fuera.
Y entonces ocurría.
Les cambiaba la cara.
Se les borraba esa sonrisa condescendiente y esa mirada de burla.
Se acercaban a mí y me hacían caso.
Y entonces yo me sentía fatal.
Y mi pensamiento recurrente en esos momentos era
“¿Es qué tengo que enfadarme para que me hagáis caso?”
Bueno, no era un pensamiento, lo decía en voz alta como corolario a mis exabruptos previos.
Y es que yo no quería enfadarme.
Ni gritar.
Ni ser la macha alfa.
Pero parecía que para que funcionara y me hicieran caso me tenía que enfadar y gritarles.
Y si eso es así, significa que me pasaré los próximos diez o quince años gritándole a mis perros.
Sí, justo eso es lo que tenía en mente cuando decidí convivir con perros.
Vale, pues te cuento por qué funciona: porque da miedo.
Más miedo cuanto más enfadada estés y más grites.
Y como el perro es un gran evitador de conflictos, a menudo cambia radicalmente de conducta para eso, para evitar el conflicto.
No te tienes que enfadar para que te tu perro te haga caso.
Te hace caso porque le preocupas y asustas a partes iguales.
Habrá quién considere que eso le sirve.
Bien, nada que objetar.
Pero para mí que ese efecto tranquilizador y de reducción de la tensión arterial que tienen los perros se va a la porra si basas tu relación en provocar conflictos contantemente para controlar la situación.
Al que le guste enfadarse a diario, puede seguir en esa línea.
Pero sabiendo que funciona simplemente porque da miedo.
Si prefieres que tu perro te haga caso (la mayor parte del tiempo) porque te respeta y le gusta estar a tu lado, gritar queda descartado.
Lo cual es francamente bueno.
Yo hace muchos muchos años que no les grito a mis perros.
Y me hacen mucho caso, la verdad.
Además, no me tienen miedo.
Y yo he ganado en salud mental y paz interior.
Puedo ayudarte a conseguirlo, si la idea te seduce.
Lo primero es que leas los correos que mando a mis suscriptores.
Uno al día.
Con textos que no verás en otra parte, porque solo se los envío a quienes se suscriben.
Puedes recibirlos si le das al botón.