Pero que te han dicho que no saben

 

Es fascinante la cantidad de información que se puede observar en un vídeo de apenas treinta segundos.

Un vídeo con perros, quiero decir.

Muchas personas creen que lo que importa realmente cuando se trata de trabajar un problema de conducta es lo que ellas tengan que decir.

Cuentan, describen, hablan, se explican.

Y eso está muy bien, es una información importante.

Sin embargo, donde realmente se obtienen muchos datos es observando al perro.

Lo que él dice, cuenta, describe, explica.

Y un vídeo, incluso de menos de un minuto, puede ser tremendamente revelador.

Así que veo un vídeo.

Es de un perro al que le han diagnosticado ansiedad por separación.

Cuando se queda solo deambula, rasca la puerta, ladra y aúlla.

Y eso ya a los pocos minutos de partir el cuidador.

Y claro, preocupan los vecinos.

Y preocupa el bienestar de ese perro.

En el vídeo se ve que no está precisamente contento, relajado o a gusto.

Bien.

Eso es lo que ve la persona, y lo que cuenta.

Porque en situaciones así, la persona tampoco puede dar muchos más detalles: todo ocurre mientras no está mirando.

A mí lo que me llama más la atención es otro vídeo.

El vídeo que registra la llegada del cuidador a casa.

La recibida que hace el perro.

Lo que comunica en esos momentos.

¿Y por qué?

Porque ahí está la clave del problema.

No en lo que dice el perro cuando el cuidador se va.

En lo que dice el perro cuando el cuidador regresa.

Y ahora viene lo importante, atenta.

En la mayoría de los sitios en los que expliques “mi perro ladra y deambula y rasca cuando se queda solo” te dirán: ansiedad por separación.

Tienes que ignorarle 15 minutos antes de irte de casa.

Dejarle la tele puesta.

No agarrar las llaves ni ponerte el abrigo cuando te vayas

Y así aprenderá a quedarse solo.

Da igual si preguntas en Forocoches, en el parque canino o a un profesional.

Eso es, con más o menos detalles, y más o menos argumentos, lo que te van a contar.

Nadie te dirá: mira al perro cuando llegas a casa.

Mira qué historia está contando.

Y trabaja para cambiar la historia que cuenta en ese mismo instante.

Entonces, y solo entonces, se quedará tranquilo cuando te vayas, y dejará de ladrar, rascar y deambular.

Y lo mejor: casi nunca tendrás que aplicar lo de dejar la tele puesta, no agarrar las llaves o haz como que te vas, pero vuelve en treinta segundos.

Porque el problema no está en quedarse solo.

El problema está en todo lo demás que ocurre cuando sí estás presente.

Y ahí es donde hay que poner todo el enfoque y el esfuerzo.

En lo que pasa cuando sí estás.

En lo que haces cuando sí estás.

Y en lo que no dejas hacer cuando sí estás.

Y entre medias, observar cómo cambian las historias que cuenta tu perro para saber si vas bien por ahí.

Igual te suena algo complicado. No lo es, pero hay que saber cómo se aplica todo esto.

Y es la base de la educación canina amable y empática, de la que hablo cada día a mis suscriptores por correo.

Así que si quieres saber más, te apuntas dejando tu email.

 

PD- El perro del vídeo cuenta que hay un conflicto emocional muy serio entre él y el cuidador. Seguramente le grite, o le regañe, o le amenace sin darse cuenta. Eso genera una gran dependencia emocional. Pues por ahí empezamos a trabajar

 

error: Este contenido está protegido