La educación amable va bien con todo

 

Esta mañana me fui con los perros a una vía verde que les gusta mucho.

No voy demasiado, porque es una zona donde suelo cruzarme con gente.

A ver, entre semana y por la mañana igual me cruzo con 6 personas en dos horas.

Pero eso para mí ya es mucho.

Así que elijo días nublados o incluso lluviosos y madrugo un poco.

Yo, que no soporto madrugar.

Las cosas que hacemos por amor, jajajajajaja.

Y ahí estábamos, caminando tranquilamente por el sendero rodeado de prados verdes y del río de rigor.

Algunas vacas.

Algunas rapaces.

Muy tranquilo todo.

Me crucé con la media docena de personas que esperaba.

Una iba corriendo.

Y como me daba pereza ponerme la mascarilla, cada vez que veía a alguien, buscaba el lado más ancho y me apartaba del camino.

Habiendo tanto prado, sobraba el espacio.

El caso es que veo al corredor, y me aparto como diez metros.

Willow ya ve el patrón y pasa bastante de seguirme.

Si hay que ir se va, pero ir pa´na es tontería, pensará.

Y se queda olfateando algo en mitad del camino.

Brianna y Jimena sí que vienen.

Si estoy parada puedo darles mimos, no hay excusa.

Vaaale.

Al llegar a mi altura, el corredor me habla.

Vaya.

Normalmente todo el mundo me ignora.

Como mucho consigo que me respondan al “buenos días”  y ya.

Puedes soltar a los perros, que a  mí me gustan, no me molestan para nada”

“La verdad es que ya están sueltos, me había apartado para dejarte espacio para pasar, pero muchas gracias 

Muchas gracias porque con ese sencillo comentario me has alegrado el día.

Qué poco cuesta ser amable, ¿verdad?

Cuando otro es amable con nosotros, aunque sea una chorrada, nos hace sentir bien.

Y para tu perro no es diferente.

A los perros seguramente les gusta estar junto a personas amables.

Antes que junto a personas enfadadas.

O que les hablan como si estuviesen enfadados.

Porque les han dicho que para hablarle al perro hay que usar una voz “enérgica y firme”.

Así obedecen mejor.

O no.

Párate a pensar qué tipo de voz usas cuando te diriges a tu perro.

No me refiero a cuando le rascas la barriga.

No.

Me refiero a cuando hace algo que te molesta.

O cuando esperas detener una conducta o provocar una conducta.

Como que suelte algo que ha tomado del suelo.

O que venga hacia ti en el parque.

Igual te percatas de que estás siendo tan enérgica que en lugar de atraerle le repeles.

En ese caso, lo mismo hay que cambiar.

Y probar con la amabilidad.

Tiene muchas más probabilidades de ser eficaz.

Y además seguro que le alegras el día a tu perro.

Y lo mismo te puedo alegrar a ti el día, todos los días.

A las cuatro.

¿Qué pasa a las cuatro?

Que le mando un correo a mis suscriptores con anécdotas como ésta.

Así que lo mismo te apetece leerlas.

Pues solo si te suscribes.

En el botón.

error: Este contenido está protegido