La versión canina de Pedro y el lobo

 

Érase una vez un niño muy muy travieso al que le encantaba gastar bromas a los adultos.

En cuanto se aburría, y se aburría con facilidad, se dedicaba a crear alarma para llamar la atención.

Y cuando lo conseguía, se reía mucho por la ingenuidad y la respuesta de miedo de los mayores.

Se lo pasaba bomba, el muy cabrón.

¡¡Papá, papá, he puesto la tostadora y ahora la cocina está ardiendo!!

¡Papá, mira, hay una rata en el baño!

Mamá, he visto a papá darle un beso en la boca a una señora que no conozco de nada.

Mamá, te he cogido el iPhone un momento y se me ha caído al váter.

Papi, creo que hermanito se ha caído por la ventana mientras jugábamos a que éramos  pájaros…..

Y así todos los días.

Muy simpático, el nene.

¿Y qué pasó con el tiempo y las repeticiones?

Que papá y mamá (y cualquiera que conozca a este crío) simplemente deja de tomarle en serio.

Deja directamente de escuchar cualquier cosa que diga.

Cualquiera.

Como si dice que se acaba de amputar una mano con el cuchillo jamonero.

A menos que salpique sangre en la cara de alguien, ni le miran.

¿A que no sabes cómo se llama esto?

Lo del niño cabrón aburrido, no.

Lo de no hacer caso a estímulos que no aportan nada a tu vida o  incluso te molestan pero en realidad no tienen importancia.

Irrelevancia aprendida.

Aprendemos que ciertas cosas son irrelevantes en nuestro día a día.

Porque si le hacemos caso a todo, se nos cuelga el cerebro como un Pc con Windows 10.

Y mira tú por dónde, tu perro hace lo mismo.

Es que nos parecemos un montón.

¿Qué no se te ocurre qué puede estar considerando tu perro que es irrelevante?

Yo te lo digo.

cuando le llamas.

Tú cuando le regañas por enésima vez.

Tú cuando le vas a cortar un buen plan en la calle.

Tú cuando quieres seguir caminando mientras él está saludando a otros perros y jugando con sus nuevos amigos.

Tú cuando…..

Tú.

Y así cada día.

Normalmente lo interpretas como que tu perro es “desobediente”, “testarudo” o “dominante”.

En realidad es que tú eres irrelevante en unos cuantos contextos en la vida de tu perro.

Como el ruido del motor del frigorífico.

Y la verdad, ser irrelevante a menudo para alguien con quien convives y con quien quieres tener una buena relación no parece una buena cosa, ¿verdad?

Tú preferirías que te hiciese caso, al menos la mayor parte del tiempo.

Bueno, ahora ya sabes un concepto nuevo.

Si necesitas ayuda para entender la profundidad y alcance de este concepto, y sobre todo para revertir sus efectos en la convivencia con tu amigo peludo, puedes contar conmigo.

Le das al botón, y te mando una guía con ideas para mejorar la convivencia con tu perro, y dejar de ser irrelevante.

Y de paso, un correo al día con reflexiones como ésta.

Que lo mismo te dan unas cuantas ideas más.

error: Este contenido está protegido