Para que otros hagan lo que quieres

 

Te voy a contar una cosa que igual ya sabes, pero por si acaso no.

Te pongo en situación.

Esta mañana me he ido con mis perros a dar un paseo por una zona de montaña.

A mitad de trayecto he visto dos yeguas y un burro en mitad del camino.

Y como no me apetece que mis perros los espanten, les he atado.

Hemos pasado un poco por el medio, porque lejos de asustarse, se nos acercaban.

Y cuando los he sobrepasado e iba a desconectar mi cerebro de nuevo, el burro se ha lanzado a por Brianna.

Y la ha atacado por la espalda.

Ella, aun atada, no podía hacer lo único que puede hacer en situaciones así.

Huir.

Yo he visto al burro arremeter contra ella, con las orejas replegadas, abriendo la boca mientras intentaba morderla el lomo.

Por el rabillo del ojo.

Y con las mismas, casi como un reflejo, he sacado el arma del miedo.

Conozco bien esa arma, y sé usarla, porque es habitual en el mundo del perro.

Y llevo muchos años en ese mundo.

Y hubo un tiempo donde yo también la usaba.

Mucho más de lo que me gustaría reconocer.

Y es que no hace falta estrangular a un perro o electrocutarlo para meterle el miedo en el cuerpo.

Y que se porte como tú quieres.

O simplemente, que no se porte.

Que ya sabes, es la definición oficial de “perro bueno”.

Así que, tirando de años de experiencia y buenos reflejos, yo misma he atacado al burro con el arma del miedo.

Me he lanzado sobre él jurando en varios idiomas distintos, y soltando palabrotas que hacía años que no usaba.

El burro ha cortado el ataque, me ha mirado con cara de pánico, y ha empezado a trotar.

No me vale, vas a correr de aquí al infierno lo más deprisa que te den tus ridículas patitas.

Mientras me miraba con los ojos medio en blanco y trataba de ganar velocidad

(Mal vamos si puedo alcanzar a un burro corriendo)

Rebuznaba, como protestando.

Protesta lo que quieras, que me da igual.

A mi perra no te acerques ni en sueños.

Y así ha terminado el enfrentamiento, casi antes siquiera de empezar.

¿Qué crees que habrá aprendido el burro de esta experiencia?

¿Que está mal atacar a mi perro?

¿Que está mal atacar a perros, en general?

¿Que es mala idea acercarse a los humanos?

¿A las mujeres?

¿A las mujeres que van con perros?

Pues a saber, porque uno de los problemas de usar el miedo como herramienta para modificar conductas es que los resultados son impredecibles.

Lo que es seguro es que ha aprendido a tener miedo.

A qué, ni idea.

Pero miedo, seguro.

Y ese miedo puede que le lleve a huir en situaciones parecidas más adelante.

O a atacar con más ganas y decisión.

Así que puedes buscarte mil y una excusas para emplear el miedo en la vida de tu perro.

Pero la única utilidad que tiene es que se aleje o se congele.

(Aunque no es eso lo que ocurre siempre)

Si resulta que lo usas porque no te dabas cuenta de las consecuencias, o porque no se te ocurre otro modo de gestionar la convivencia.

Aquí tienes una ayuda para dejar del arma del miedo para cuando alguien ataque a tu mejor amigo.

Para defenderle, no para hacer su vida más miserable.

Si el enfoque te parece interesante, tienes que suscribirte al correo diario. 

 

error: Este contenido está protegido