Que tu perro ladre te da problemas con  los vecinos

Resulta que como ahora vivo en una casa en el monte, pues los vecinos son pocos y están lejos.

Eso es algo que me gusta mucho.

Pero me he pasado la mayor parte de mi vida en pisos (de alquiler, para más señas) compartiendo paredes, techo y suelo con perfectos desconocidos.

O sea, con vecinos.

Y ya sabes, te tocan los que te tocan y te tienes que aguantar.

Seguro que unos cuantos piensan lo mismo de mí.

Me parece justo.

Pues cuando vivía con mis padres había dos vecinos que destacaban.

Una era la vecina de arriba.

Tenía sus cositas, y eso generaba algunos roces.

Lo normal.

Pero recuerdo que le tenía miedo a los perros.

Pero mucho mucho mucho.

¿Y cómo lo sé?

Porque una vez nos cruzamos en el ascensor y yo iba con un perro.

Un husky.

De dos meses y medio.

Adorable.

Precioso.

Super osito encantador.

De calendario, vaya.

Y me dijo “ay, hija sube tu primero, que a mí me dan miedo los perros

Y yo le dije “no, mujer, qué cosas tienes, mira le cojo en brazos y así no se te acerca y podemos subir juntas. Si es un cachorrito encantador

Pues no subió, oye.

Que le daba miedo.

Bueno.

Luego estaba el de al lado.

Un señor mayor con el que me cruzaba a menudo.

Cuando me veía la conversación en el ascensor era más o menos así.

“Hola, niña, cómo estás, vas a casa, ¿no?”

(A menos que este ascensor conecte con un universo paralelo, sí, no puedo ir a otro lado)

Ese perro que llevas, es de esos de la nieve, ¿verdad?”

“Pues sí, los de los trineos”

“Y cómo se llama”

“Akela”

“Ah. Qué nombre más raro. Es muy guapo, eso sí”

“Sí, muchas gracias”

Y cada uno a su casa.

Y a los dos días, nos encontrábamos en el ascensor, y me decía

“Ese perro que llevas, es de los de la nieve, ¿verdad?, los que tiran de trineos”

¿???

“Sí”

“¿Y cómo se llama?

Ay.

Y a la semana siguiente, vuelta a empezar.

Me costó lo mío habituarme al eterno “día de la marmota”.

Hacerse viejo es un asco, desde luego.

Bueno.

Quizá a ti te preocupe la relación con algunos de tus vecinos.

En concreto, con los que se quejan de tu perro.

Porque ladra cuando te vas a trabajar.

Y te genera bastante ansiedad la posibilidad de cruzártelos en el ascensor.

Tengo un curso para ayudar con eso.

Con lo de que tu perro lleve mal la soledad, y de paso con lo de los vecinos.

Lo mismo a ti te sirve.

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Pues anécdotas como ésta. 

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