¿Qué puedo hacer para que mi perro sea más tranquilo?

 

Cuando tienes un problema con tu perro, normalmente buscas una solución rápida y sencilla, un «consejo» que te ayude a solucionar ese problema concreto que te preocupa.

Aceptar y hacerle frente al hecho de que a menudo eso que te interesa solucionar es la punta de un iceberg de problemas, o que puede no estar relacionado con el contexto en que se produce (y por lo tanto no sirve de nada «atacarlo» de modo directo), o que es un indicador, un síntoma de que la relación con tu perro no va nada bien es duro.

Y lógicamente mucha gente se resiste.

Y por eso lo habitual es buscar el toque mágico, esa acción sencilla, rápida (y a ser posible gratuita) que permita resolverlo todo.

Esforzarse no está de moda y la sociedad actual requiere inmediatez en todo.

 

Un gran truco para calmar a tu perro

 

Tras escuchar con mucha frecuencia esta petición («¿podrías darme algún consejo para mi perro cuando ladra/muerde/salta/destroza/desobecede/se pelea……?«), solo puedo dar, con total seguridad de que será de ayuda y sobre todo no empeorará vuestra relación, este sencillo consejo:

Aplica los juegos de nariz en el día a día de tu perro.

No lo hagas cuatro días y luego te olvides.

No lo uses como distracción «para cuando se porta mal».

Simplemente ponte unos horarios y unos momentos (en casa y en la calle) para que tu perro pueda hacer esto varios minutos al día.

Y probablemente en una semana, con mínimo esfuerzo, escaso gasto y poco tiempo, verás mejoría en su estado de ánimo general: estará más tranquilo.

Tal vez siga ladrando, gruñendo, mordiendo, destrozando o saltando.

Pero menos y con menos intensidad.

Lo cual es un gran éxito con muy poco esfuerzo.

Así que ya estás tardando en empezar: ponlo sencillo al principio (trozos de comida juntos, suelo despejado), para luego complicarlo un poco (separa los trozos en más superficie), y luego lo complicas  aun más (cambia la superficie por una que no permita ver nada, como hierba, grava o una alfombra. O en casa, puedes apagar la luz y bajar las persianas).

 

Déjale jugar a él

 

Finalmente, un último detalle: no ayudes a tu perro indicándole dónde están las golosinas.

No le metas prisa.

No le señales nada.

No te enfades si tarda, le cuesta o se distrae.

No le incites con tu voz.

Tu trabajo es acompañarle (en silencio) y disfrutar de sus habilidades sin interferir en el juego.

¡Que lo disfrutéis!

 

 

 

Me piden  a diario «trucos» o «consejos» para resolver problemas complejos.

Y la verdad es que de eso no hay.

Hay soluciones, que lleva (mucho) tiempo explicarlas y aplicarlas.

El único truco que de verdad se puede aplicar a todos los perros (a todos, en serio) y que produce mejoría en unos días  es éste.

Puede que además resuelva el problema que te preocupa.

Pero lo más probable es que no.

«Solo» mejorías en la actitud de tu perro.

Gratis es todo lo que puedo ofrecer manteniendo la seriedad, la profesionalidad y el respeto por tu perro.

El resto es demasiado complejo como para pretender que lo cuente en un mensaje o un artículo de un blog.

Lo contrario sería vender humo. 

Si la idea te ha gustado pero crees que necesitas una ayuda más completa, puede que mis servicios te interesen.

Hay que pagarlos, claro.

La parte gratis, en el blog y la guía de regalo al suscribirse.

El resto, pues es para clientes.

Con dedicación solo para ti y para tu perro. 

Nada de cursos estándar «hazlo tú mismo«.

Y lo atiendo yo.

No el becario.

Yo.

De momento puedes empezar por suscribirte, si quieres.

Es gratis.

Y también es gratis el ebook de bienvenida que resuelve problemas.

Así de momento nos vamos conociendo.

Y luego ya se verá.

 

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