Una ayuda para resolver problemas de conducta en perros

Hace unos meses me apunté a una disciplina canina que solo conocía de oídas.

Quería conocerla de cerca, por aprender cosas nuevas.

Y para mantener ocupada a Brianna, que es muy jovencita y con los dos carcas que tiene por amigos se aburre.

La disciplina se conoce como “mantrailing”, o “búsqueda de personas con muestra de olor”.

Sí, los ingleses se lo montan bien a la hora de ser breves.

El chiste de todo esto está en que Brianna es un galgo.

Y los galgos no tienen buen olfato.

La vista la tienen estupenda, muy por encima de la media.

Pero el olfato, no.

Hay incluso gente “que sabe mucho de galgos” que opina que un galgo no puede rastrear nada.

Que no vale.

Yo opino que si tiene nariz, puede usarla.

Igual no es la mejor, pero puede hacerlo.

Y Brianna,  nariz tiene.

Así que allá que fuimos.

De modo muy breve, la actividad le encanta, lo pasamos genial y lo hace muy bien.

No es la mejor, pero lo hace muy bien.

Así que ahora me dedico a liar a todos mis amigos en cuanto cometen la imprudencia de acompañarme en algún paseo.

”¿Tienes mucha prisa?”

Pues no”

“Genial, escóndete por ahí que mi perra te busca

Y así.

(Es que para esta disciplina hacen falta al menos dos personas: una se esconde y otra acompaña al perro).

Asombrosamente aun tengo amigos.

Pues hemos avanzado mucho.

El factor distancia es uno de los parámetros importantes, y estamos ya en pistas de 700 metros.

Una de mis amigas se ha animado a iniciar a su perra.

O igual solo se venga de mí (si yo me tengo que esconder, tú no te escapas).

Y el caso es que su perra lo hace mejor que Brianna.

Con menos entrenamiento.

Menos mal.

Porque en una salida reciente, encontramos una zona de senderos estrechos y muchos ramales.

El sitio perfecto.

Me fui a esconderme, y como la perra vale, le subí el listón a 780 metros.

Iba caminando y conforme encontraba bifurcaciones, me iba metiendo por una u otra al azar.

No conocía el sitio.

Ahora izquierda. Ahora derecha. Ahora derecha. Ahora izquierda.

Y así.

Cuando completé la distancia, me escondí tras unos arbustos.

Y llamé a mi amiga por el walkie talkie.

(Parecemos super profesionales, correa de 10 metros, perros a la carrera con la nariz en el suelo, walkies, puah, super divertido).

En realidad es que es fácil que en esos sitios no haya cobertura.

Y eso complica un poco la comunicación a distancia.

A lo que iba.

 Me escondo.

Aviso de que estoy lista tal que así:

Ya me he escondido, podéis salir a buscarme

Vale, vamos ahora

Y será mejor que tu perra me encuentre, porque me escondido tanto que yo sola no sabré salir de aquí

Ajajajajajaja. No te preocupes. Ahora nos vemos

Deberíamos decir “cambio”, y eso, pero se nos olvida.

Siete minutos después, veo a la perra corriendo camino abajo con su dueña detrás partiéndose de risa.

Al parecer tiene que soltar la correa a veces porque si no se va al suelo, de lo rápido que va.

Y un minuto después, tengo la enorme  sonrisa de la perra a la altura de mi cara, con expresión de “¡Te encontré!”

Es muy reconfortante saber que si te sientes perdida en la vida, siempre habrá un perro capaz de encontrarte.

Si necesitas ayuda para “encontrar” a tu perro, aquí la tienes.

Dale al botón, y a ver qué pasa

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