¿Cómo te suena?

 

Cómo nos gusta que nos digan lo que queremos oír, ¿eh?

No importa si no es cierto. Incluso a veces una vocecita interior nos susurra que no puede ser cierto.

Pero, oye, no dejemos que la verdad nos estropee una buena noticia.

Así que primero me asombra, pero luego ya no, el encontrarme con esto.

Resulta que llevo conviviendo con huskies más de 25 años.

Puesto que es mi elección, y son muchos años, se supone que me gusta compartir mi vida con estos perros necios y chiflados encantadores y aventureros.

El que un perro sea de una raza u otra, más allá de su aspecto físico, viene a decirnos que tiene una seria predisposición a mostrar muchas conductas que no aparecerían de ser de otra raza.

Y el husky no es la excepción. Hay conductas que le vienen de serie, no aparecerán en todos, pero si en la mayoría, de modo más o menos constante.

Y mira, eso es justo lo que espero cuando convivo con un husky. Que además de ser un perro, sea eso, un husky.

Pero no todo el mundo piensa como yo.

De hecho, me consta que muy poca gente lo aprecia así.

Una importante mayoría estaría encantada de tener un perro con el aspecto de un husky.

Pero con otras conductas “raciales”. Digamos, las de un labrador, por ejemplo.

Y claro, va a ser que no.

¿O quizás sí?

Pues sí.

Me he encontrado con el anuncio de un criadero de husky siberiano que afirma que ha seleccionado “una variedad de husky especialmente adaptada a vivir en la ciudad”.

Como suena.

Que no precisa de salir mucho o de hacer ejercicio. Que no caza ni se mueve más allá de lo imprescindible. Que no tira de nada (¿).

Supongo que todo esto será porque están disecados. Si no, no lo entiendo.

No existe el gen “adaptación a vivir en entornos urbanos”.

En serio, no existe, no se puede seleccionar eso.

Si lo piensas, las personas llevamos varios cientos de años viviendo en ciudades (cada vez más) masificadas, y no nos acostumbramos.

Nos pasa factura a nivel salud, a nivel emocional, y a nivel social.

Y hay más estudios de los que puedo contar en los que demuestran que hasta algo tan tonto como que se vean árboles y verde por la ventana de una habitación de hospital mejora la salud de los pacientes y acelera su recuperación.

La ciudad nos enferma, es un entorno hostil y disfuncional, que jamás fue creado ni diseñado para el bienestar de sus habitantes.

Ni siquiera de los huskies urbanitas.

Pero qué bien suena, ¿verdad?

Un husky parado y letárgico, super decorativo, del que podrás presumir en tus paseos de asfalto y hormigón sin tener que soportar ninguna de sus neuras de “perro salvaje”

Me sé de muchos que lo compran sin mirar.

Bueno, puedes comprar esa idea, aunque dudo que te atraiga tanto como a ciertos “admiradores” del siberiano.

O puedes comprar la idea de que tu perro es, eso, un perro, con sus necesidades de perro, su personalidad, sus gustos y su manera de comunicarse y expresarse.

Y que te guste tal y como es. Pero que no terminas de entenderle, y te gustaría horrores para poder disfrutar más de su compañía y de una buena relación.

Pues mira, eso tiene una solución mucho más sencilla que seleccionar genes que no existen.

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¿Que para qué?

Pues para mejorar su calidad de vida, y de rebote, su comportamiento.

Siempre y cuando tu perro no esté disecado, en ese caso, mejor un taxidermista.

 

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