Pero no para todos los humanos

 

Somos seres imperfectos, y aunque lo sabemos, y sabemos que los demás también lo son, a menudo dedicamos mucho esfuerzo a disimularlo.

A que no se noten nuestras imperfecciones, nuestros fallos, nuestros fracasos.

A ponerle filtros a nuestra vida para que los demás crean que nos va mejor que a ellos.

Que rabien y nos envidien.

Es algo ancestral, no podemos evitarlo. En la sabana africana, la gacela que va de honesta y sincera mostrando su cojera se convierte en la cena del león.

Y los que convivimos con perros, tenemos de paso defectos propios y exclusivos de este mundillo.

A saber:

 

  • No sueltas nunca a tu perro porque estás convencida de que saldrá corriendo y no parará hasta el mar (y luego seguirá nadando)
  • Llevas encima la bolsa de chuches como si fuese un amuleto de la suerte, y el día que se te olvida, te tiras todo el paseo con taquicardias.
  • Colocarte la correa de tu perro por dentro de la muñeca, y luego enrollar dos metros alrededor de tu mano dejándola bien corta, “porque así le controlo mejor”.
  • Esconderte durante los paseos con tu perro suelto de modo aleatorio, para obligarle a estar pendiente de ti y que no se aleje.
  • Caminar a paso ligero todo el tiempo, sin dejar que tu perro se pare ni a saludar, porque tiene que hacer ejercicio.
  • Afirmar que es muy bruto “pero solo quiere jugar” cuando entra sobre los perros desconocido a 35 kms por hora y los derriba como a un bolo.
  • Llevar a tu perro al parque canino para pasearle atado por dentro, y exigirle a los otros que aten a sus perros “porque el mío no se lleva bien con los demás”.
  • Descartar que pueda estar enfermo porque corre, juega, come y está contento.
  • Decir que tu perro es muy testarudo y cabezota porque no hace siempre lo que tú quieres.
  • Acusar a tu perro de un problema de protección de recursos y ponerte como loca cuando sube a tu sofá, intenta apropiarse de tu cena, hurga en tu basura, se come tus zapatillas o saca tu ropa interior del cesto de la ropa sucia.
  • Estar deseando llegar al parque canino para soltarle… y poder ver a la cuidadora de Lennon para contarle ese cotilleo sobre otros cuidadores y la bronca que tuvieron el día anterior.
  • Regañar a tu perro por gruñir, y luego tener una bronca épica con otro cuidador porque su perro monta al tuyo.
  • Decirle a tu perro que no pasa nada y que no tenga miedo cuando ladra y se eriza ante un perro grande, mientras tiemblas como una hoja y te cuesta respirar.
  • Ignorar a tu perro en la calle porque te han dicho que tiene que aprender a ser independiente. Doble puntuación si además le das la espalda cuando te salta encima o te apartas cuando se esconde tras tus piernas.
  • Ponerle a tu perro un accesorio de paseo concreto solo porque es de la raza X.

 

Y puedo seguir días, pero creo que se entiende la idea.

Eso sí, luego es el perro el que tiene un problema de conducta y no sabe comportarse correctamente.

Si te ves reflejada en estas afirmaciones, no hay duda, necesitas conocer la educación amable y empática.

La tienes aquí, bien explicada:

Irene
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