Perros y empatía

¿Has visto lo que está pasando a tu alrededor?

No me refiero al hecho de que estemos confinados en casa (aunque si trabajas, entonces estarás trabajando hasta el agotamiento).

Sino a las consecuencias visibles.

Estoy leyendo anécdotas y viendo vídeos que cada vez son más extraños.

Ayer vi un vídeo de un señor que salía por la puerta de un balcón y entraba por otra, salía y entraba, salía y entraba.

Dando círculos.

Subido en una  bicicleta.

En serio.

Si fuera un perro eso sería una estereotipia.

Pero era un señor.

También veo y leo de personas que atacan verbalmente a otras personas.

Que gritan e insultan desde sus balcones y ventanas.

Si fueran perros, serían etiquetados como “territoriales” o “dominantes” o “reactivos”.

Veo vídeos de autoridades agrediendo físicamente a personas que no se resisten ni les desafían de ningún modo.

Les empujan, les sujetan del cuello contra una pared, les dan golpes en la cabeza…

Si fueran perros, estarían ya estigmatizados como “agresivos”.

Hay muchos videos de gente haciendo cosas sin parar, una actividad tras otra, sin descanso.

Otros rompen objetos o los lanzan por el aire.

Si fueran perros, serían «hiperactivos» o «destructivos«.

Muchos se atiborran de comida, buscan dulce por todas partes, están ganando peso, comentan.

Si fueran perros, serían “muy ansiosos con la comida”.

Puedo seguir y seguir.

Pero creo que ya ves por dónde voy.

Estas conductas aparentemente anormales, son respuestas predecibles a estrés intenso (ya crónico) y mal gestionado.

Nos han echado encima mucho más de lo que podemos manejar.

No estamos preparados para el aislamiento social, el encierro, la soledad impuesta, la restricción de movimientos.

Tampoco estamos en absoluto preparados para el miedo, la inseguridad, la incertidumbre, el no saber qué pasará mañana  o cuánto va a durar esta situación.

Así es como viven muchos perros su día a día cotidiano.

Y así es como se sienten.

Inseguros.

Asustados.

Ansiosos.

Estresados.

No hablo de cómo pueda estar tu perro ahora mismo, que seguramente esté igual o peor que tú.

Hablo de cómo se sienten el resto de su vida.

Y seguramente no te has dado cuenta, y por eso intentas resolver las conductas, en lugar de las causas.

Nadie sugeriría atar al señor de la bici en corto para que deje de dar vueltas.

Ni encerrar a los que no paran de hacer cosas para que se estén quietos de una vez.

Tampoco proponer a los se hinchan a comer que dejen de hacerlo o que pongan la comida bajo llave para que no puedan acceder a ella.

Y castigar a los que insultan o agreden no servirá para que dejen de hacerlo.

Recuperar la normalidad, la rutina y tener algo de certidumbre sobre lo que va a ocurrir los próximos meses sí será útil.

Y así es como hay que enfocarlo con los perros.

Darles normalidad, rutinas y certidumbre sobre lo que ocurrirá después es mucho más productivo que eliminar conductas.

También asegurar que sus necesidades de relación, de estimulación física y mental, de juego, de atención social están bien cubiertas es más eficaz que cualquier sistema de modificación de comportamientos concretos.

Con lo del encierro que nos han  impuesto no puedo ayudar, me temo.

Pero con tu perro, sí.

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