Lo mismo tú prefieres que seais amigos

 

Mira.

Voy a explicarte por qué hay tantos perros que parecen querer dominar el mundo.

Al menos según lo veo yo.

Es una opinión, no un hecho, por lo que es totalmente rebatible y discutible.

Te cuento antes una cosa para poner un contexto.

En 1917, Rose Blumkin llegó desde Rusia a EEUU, siendo una niña, con sus padres y sus cinco hermanos.

No había ido nunca al colegio, no sabía leer ni escribir, y no hablaba ni una palabra de inglés.

En 1937, fundó una tienda de muebles y electrodomésticos con 500 $.

La señora no sabría leer, pero lista era un rato, y tenía buena mano para los negocios.

Así que le fue muy bien.

Tan bien que su negocio creció y creció.

Conseguía vender sus muebles a precios muy bajos.

Y llegó un momento en que la competencia de la tierra de las libertades se mosqueó bastante.

No les gustaba que la señora Blumkin vendiese tan barato.

Les hacía quedar mal.

Y perder mucho dinero.

Así que la llevaron a juicio.

Muchas veces.

Ganó todas las veces.

Fíjate si la señora era buena en lo suyo, que en el último juicio que tuvo, tras ser declarada inocente, le vendió 1.400 $ de moqueta al juez.

Grande, la rusa.

Paso el tiempo, el negocio siguió marchando, y en 1983 el señor Buffet, un genio de las empresas y las finanzas, le quiso comprar la tienda.

La señora aceptó.

Entre otras cosas, porque eso no la obligaba a retirarse ni a cambiar nada.

Solo cobraba unos cuantos millones, y seguía dirigiendo su negocio, esta vez para otra persona.

Buen trato.

Ojo, que la señora Blumkin seguía sin saber leer ni escribir.

Pasó más tiempo, y la señora Blumkin tuvo una discusión muy seria con su familia, que seguramente era numerosa.

Y que participaba activamente en el negocio de los muebles desde hacía muchos años.

La discusión fue tal, que la señora B les mandó a la mierda (seguramente en ruso) y se abrió otra tienda al lado de la primera.

Para hacerles la competencia a sus familiares.

Le fue bien.

Muy bien, de hecho.

Dos años después ganaba una pasta y hacía pupa a la tienda original.

El señor Buffet, alucinando con la situación, decidió intervenir.

Le compró a la señora Blumkin su nueva tienda.

Para fusionarla con la primera.

Pero esta vez aprendió de su error y le pidió que firmara un contrato.

Esto es serio, le he pedido a una señora de 99 años que firme un contrato de no competencia

Así se aseguraba de que Rose no volvía a repetir la jugada al año siguiente.

O al día siguiente, que teniendo 99 años mucho tiempo no le quedaría.

(Por si tienes curiosidad, vivió hasta los 104, y se jubiló un año antes de morir. El señor Buffet hizo bien pidiendo ese contrato)

Bien.

La rusa tenía carácter, podríamos pensar.

O simplemente peleaba con quienes trataban de abusar de ella.

De “meterla en cintura”

De obligarla a comportarse como los demás consideraban que debía comportarse.

Es decir, la señora B peleaba cuando se sentía amenazada.

Y eso es lo que hacen muchos perros cuando se les fuerza.

Se les obliga a hacer cosas que no quieren.

Se les bloquea para que no hagan cosa que quieren o necesitan hacer.

Se les “somete”.

Pelean.

Como la rusa.

Pero claro, los perros no pueden firmar contratos “de paz” ni largarse a otro sitio.

Tienen que aguantar.

Así que pelean todo lo que pueden.

Hasta que ya no pueden más.

(Y algunos pueden mucho, ya lo creo).

Así que, si lo pensamos, la actitud del señor Buffet fue mucho más amable, respetuosa y con mejores resultados (para Buffet y para la señora Blumkin) que la de quienes denunciaban en los juzgados.

O la de los familiares que se enfrentaban abiertamente.

Esto vale también para perros.

Podemos enfrentarnos a ellos.

O podemos hacer tratos.

Negociar.

Ver qué queremos cada uno y qué necesitamos cada uno, y llegar a un acuerdo.

Es un poco más lio que lo de “si te domina, dale un toque en la ingle, ugh

Pero no solo da mejores resultados.

Es que resulta mucho más satisfactorio.

O al menos a mí me lo parece.

(Ya te dije que esto era una opinión)

Si te mueres por dejar de pelear con tu perro, como te han dicho que hay que hacer.

Y sueñas con poder llegar a acuerdos y compartir buenos momentos sin tantas tensiones ni tanto mangoneo.

Pues lo mismo te interesa contratarme.

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Tú misma.

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