Cómo convencer a tu perro para que te haga caso

El otro día bajé a una zona de mi finca a reparar un trozo de valla.

Es muy ameno hacer trabajos en el campo.

A mí me relaja mucho y mis perros me acompañan y corretean por la zona y hacen el ganso y me divierte verlos.

Así que ahí estábamos todos.

Cuando termino, decido subir por la finca del vecino.

Se ha ido unos días fuera, y ha dejado a las gallinas en el gallinero.

Quiero echar un vistazo a ver cómo están.

Mis perros van bastante por delante, cuando veo un montón de gallinas correteando por el prado.

Y una de las aficiones favoritas de mis perros es cepillarse cosas más pequeñas que ellos.

Por ejemplo, gallinas.

Porras.

Bueno, yo las he visto antes.

No pasa nada.

Les llamo, y me desvió rápidamente hacia mi finca.

Me siguen gustosos sin sospechar nada.

Así que les subo a mi casa y les dejo allí guardados un rato.

Y al salir pillo lo primero que encuentro en la nevera.

En este caso cayó un tomate.

A las gallinas les gusta más la lechuga, pero me quedaba poca.

Así que vuelvo al gallinero, mientras me viene a la cabeza la clásica imagen tonta de película tonta donde un tonto corre detrás de un montón de gallinas para atraparlas, y por descontado no pilla ni una en media hora, pero se da unas cuantas castañas y se cubre de gloria (y de barro) en el proceso.

No me seduce nada.

Así que al llegar, entro en el gallinero, que está vacío.

Busco el sitio por donde se han escapado.

Lo encuentro.

Lo tapo.

Cierro la puerta detrás de mí.

Y empiezo a repartir trozos de tomate picado por el suelo, con mucho entusiasmo.

Las gallinas, que me han visto llegar, se dan cuenta.

Y empiezan a correr hacia el gallinero.

Y cuando llegan, se encuentran con que la puerta está cerrada (y yo estoy encerrada dentro).

Sigo a lo mío un ratito más, mientras un puñado de gallinas histéricas se mueven a un lado y a otro de la puerta.

Y entonces simplemente abro.

Momento que todas aprovechan para entrar en tromba.

Vuelvo a cerrar, y llamo a mi vecino para preguntar cuántas son.

Que lo mismo falta alguna.

Y justo, falta una.

Ya la veo.

Está tratando de entrar por el agujero que usaron para salir.

Siempre hay una gallina lista.

Le abro el hueco, y se cuela rápidamente.

He tardado menos de tres minutos.

Y no me he pegado ninguna castaña.

Mi vecino no se lo cree.

Pero me da las gracias.

Si prefieres seguir usando la fuerza para manejar a tu perro, hay otros profesionales que te enseñarán a hacerlo.

Pero seguramente te lleves muchas castañas y no consigas gran cosa.

Si has pensado que te gusta más la idea de convencer y atraer para que tu perro prefiera estar a tu lado, entonces puedo ayudarte.

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