Los consejos educativos no son suficiente

 

Ayer mi hermana me mandó una receta vía Whatsapp.

Cuando trabajo delante del ordenador pero no estoy con clientes, pues dejo el móvil activado.

Y me dejo distraer un poco por los mensajitos que me envían.

Como éste.

Bueno, es una receta de cocina, no parece muy “distrayente”.

Claro que al leer cómo se prepara el plato, el autor (que es un cachondo) indica que la lista de ingredientes es la que pone, pero que la receta admite de todo.

Que puedes ponerle los ingredientes que te salgan del endospermo.

Jajajajajajaja.

Tomo nota.

Esa receta está hecha pensando en mí.

Porque yo cocino más o menos así.

Poniendo sobre una base X lo que me sale del endospermo.

Lo llamo cocina de supervivencia.

Y es que resulta que lo de cocinar no me gusta nada.

Pero nada-nada.

Entre las labores de casa ocupa uno de los primeros lugares de tareas que detesto junto con planchar.

Que no lo hago porque no es necesario para sobrevivir.

Y hacer la compra mensual.

Que sí hago por razones obvias.

(Cuando vivía en la civilización compraba on line y me lo traían a casa. Mucho mejor. Ahora vivo demasiado lejos de todo  y no me quieren como cliente a distancia)

Bueno.

El caso es que no lo hago del todo mal porque viva estoy.

No sé si  mi comida da para estar buena, pero sí da para estar viva, jajajajaja.

Suficiente.

Lo que quizá no sea suficiente son los consejos de parque que recibes sobre cómo debes educar a tu perro.

O sobre cómo corregir tal o cual problema que te preocupa.

Porque supongo que aspiras a algo más que a sobrevivir.

Seguramente te gustaría disfrutar con tu perro.

Al menos la mayor parte del tiempo.

No te voy a vender la moto de que con lo que yo te cuento todo será de color rosa con purpurina  y estrellitas, porque no es realista.

Por muy bien que se porte un perro, algún que otro disgusto te da.

Y algún que otro susto te llevas.

Pero eso forma parte de la convivencia.

Y de la vida, en realidad.

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