Igual lo de querer ser el alfa con tu perro no es buena idea

Estoy viendo un vídeo sobre…. bueno, sobre perros y educación y falsos mitos.

Una de las personas que habla explica que el término “alfa” era solo un concepto que definía la posición reproductiva de un individuo en el grupo social al que pertenecía.

Hablando de carnívoros de manada, claro.

Jajajajajaja.

Me encanta.

Posición reproductiva.

Ahora ya puedes echarte unas risas pensando en esto cuando te tropieces con algún Tonto Alfa en el parque que venga a contarte lo mal que educas a tu perro.

Bueno.

Hablan de más cuestiones, el eje central es el barullo mental que se ha organizado con el tema de dominancia, jerarquías, lobos, perros, líderes, manadas, alfas, omegas y números primos.

De cómo el tema de equiparar dominancia en un grupo social con confrontación y abuso de poder dice más de nosotros como especie que de la naturaleza de las relaciones de lobos o perros.

Y aclara que las técnicas que implican fuerza (física o emocional) para cambiar la conducta de tu perro a menudo parecen funcionar.

Para lo que tú buscas.

Cambiar o detener una conducta puntualmente.

Pero que en el medio plazo provocan otras conductas aún más indeseables.

O incrementan la conducta problema.

Pero sobre todo, sobre todo, el efecto más permanente y constante al aplicar técnicas de este tipo es que el perro no vuelve a confiar en ti.

Nunca más.

Te verá como una amenaza constante, no como una amiga.

Eres impredecible.

Eres colérica.

Eres violenta y no dialogas.

Y con alguien así no se puede entablar una relación sana.

Lo peor es que mucha gente se comporta de ese modo siguiendo instrucciones.

No porque sean así.

No porque les guste.

Porque siguen instrucciones al pie de la letra.

Solo por esto ya merece la pena replantearse muchas cosas, ¿no crees?

Al final del vídeo sale una señora en su jardín.

Ha comprado un collar eléctrico para su perro.

Si es bueno para mi perro, también lo será para las personas, ¿no? Voy a probarlo

Se lo coloca en el cuello, como debe ser.

No en la muñeca.

No en un brazo.

Es un collar.

Y debería ir descalza, como su perro.

Pero admitimos barco como animal de compañía.

El nivel 3, para qué perro dice que es?”

Para un caniche, unos 7 kilos

(Responde quien sujeta la cámara)

La señora recibe la descarga.

Grita, maldice un poco, se retira el collar y lo mira con mala cara.

Vale, entonces ¿el cinco qué?”

Se coloca el collar, pero su cara ha cambiado.

Está muy tensa.

Los ojos muy abiertos.

Mira de reojo hacia su cuello.

Y tras recibir una nueva descarga, ahora sí que maldice a gritos y se lo quita.

“¿Pero esto sirve para educar al perro o para matarlo?”

“Habrá que devolverlo”

“¿Devolver esto? Esto no se devuelve

Se va al jardín a recoger una piedra, y hace puré el collar al más puro estilo Neanderthal.

Adoro a esa mujer, jajajajaja.

Pues eso.

Es fácil entender que los métodos que usan fuerza para educar a un perro son cuestionables.

Y por fuerza entendemos cosas que ahogan, presionan o dan descargas.

Cuesta un poco más extenderlo a situaciones cotidianas de violencia psicológica.

Como gritos.

Amenazas.

Enfrentamientos con brazos en jarras y cuerpo echado hacia delante.

Pero eso también es muy cuestionable.

Quizá es así como educas a tu perro.

Y eso no te parece un problema.

No te hace sentir mal.

Conforme.

Aunque si crees que tu perro se porta regular en otros contextos, piensa que seguramente todo esté relacionado.

Tu bronca porque hurgaba en el cubo de la basura.

Con esa pelea en el parque canino.

Tu tirón de correa porque iba a comer un trozo de jamón del suelo.

Con esos ladridos a las bicicletas.

Tu regaño con arrinconamiento porque mordisqueó tus zapatos de calle.

Con esa manía de ladrarle a los niños pequeños en los paseos.

En cambio, si el problema es que educas así a tu perro porque es lo que has oído o porque no se te ocurre otro modo.

Pero te hace sentir fatal.

Entonces puedes contar conmigo.

Te enseño otro camino totalmente diferente.

Y seguramente te sientas mucho mejor.

Y ese camino empieza apuntándose en el botón de abajo. Metes tu email, y te mando un correo diario, con historias como ésta. 

Si te gusta, pues sigues leyendo, y si no, te marchas igual que viniste.

Sencillo.

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