Qué es la educación canina amable y respetuosa

Existe mucha confusión acerca de las distintas filosofías y modalidades de educación canina.

Te explico en qué consiste exactamente la educación canina amable y empática, y te cuento qué NO es, para que no te engañen y te intenten confundir con conceptos equivocados.

¿Qué es la educación canina amable y respetuosa?

 

En eduación canina hay distintas corrientes. Toma fuerza la educación canina amable, también llamada empática y respetuosa. Te explico por qué.

Frente a visión utilitarista del perro, o la reducción a la conducta y a la acción/reacción, la educación canina amable considera al perro como un todo. Se apoya en que el perro es un invididuo con emociones, capacidad de razonamiento, estructuras sociales,  y sistema comunicativo complejo.

En la educación canina empática se da mucha importancia a sus necesidades de especie y a la integración en un entorno familiar humano.

La educación canina tradicional tiene una visión del perro como herramienta. Debe cumplir una función. El perro se ha entrenado durante muchos años para rescate, policía, búsqueda de personas, ataque y defensa, pastorear animales, guardar propiedades, para la guerra, para tirar de carros y trineos… En resumen, para realizar un trabajo útil para las personas.

A día de hoy, donde el 95 % de los perros no tienen trabajo y se limitan a convivir con una familia humana, la visión persiste, y el perro debe ser entrenado para una función exclusivamente: dar compañía sin dar problemas.

Y como se ignora por completo su comunicación, sus necesidades y sus conductas naturales, muchos perros dan problemas.

Entonces, la visión tradicional propone adiestrarlos y educarlos como solución a las conductas indeseables por las personas. A menudo, ese adiestramiento, sobre todo cuando es temprano, se convierte en la causa de mayores problemas de conducta. O simplemente agrava los existentes.

 

¿Cuál es la alternativa?

 

En la educación canina amable y empática se promueve el conocer al perro, sus conductas naturales, su comunicación y sus necesidades, y a partir de ahí, se busca el proporcionarle el mejor estilo de vida posible para cubrir todo eso.

Sus conductas, como consecuencia de este trabajo, cambian (pero cambiar las conductas nunca es el objetivo), y los problemas de comportamiento desaparecen o se mitigan notablemente.

En caso de que el problema de comportamiento fuera en realidad una conducta natural de la especiel, se entiende que el problema lo tiene la persona, no el perro, y no se interfiere en el mismo.

 

¿Como aplicar la educación canina amable y respetuosa?

 

Dicho de un modo breve: la educación canina amable y respetuosa no busca enseñar trucos al perro, ni pretende que obedezca órdenes.

Tampoco se centra en cambiar sus conductas, y menos aún en inhibirlas.

Aboga por formar a las familias para que conozcan a fondo a su perro y a la especie, y a partir de ahí, le ofrezcan la mayor calidad de vida posible, respetando sus necesidades y conductas naturales.

Solo así se consigue un perro maduro, feliz, equilibrado y bien integrado en su entorno.

 

¿Cómo educar a un perro sin violencia?

 

La educación canina amable y empática nace por el interés de muchas personas de educar sin violencia.

Esto ocurre como contraposición a los sistemas tradicionales educativos, donde hay que imponese al perro a toda costa (teoría de la dominancia), y donde se incluyen acciones violentas como voltearlo, darle toques, tumbarlo e inmovilizarlo contra el suelo, etc.

Y para evitar los modos conductistas basados en el castigo positivo, con empleo generoso de herramientas mal llamadas educativas. Estas herramientas infligen dolor y funcionan por el miedo que causan, y seguro que las conoces: collares eléctricos, estranguladores, martingale, de pinchos, cabezadas halti.

Nada de esto tiene cabida en la educación amable y empática. En esta filosofía prima el respeto al perro, el conocimiento y satisfacción de sus necesidades como especie y como individuo, la atención a su comunicación, y el favorecer su desarrollo como perro, y no como herramienta para satisfacer las necesidades y deseos humanos.

No se busca la modificación o desaparición de las conductas, sino que se consideran indicadores del estado emocional del perro y de cómo están de bien (o mal) cubiertas sus necesidades.

En el conductismo, en cambio, que se utiliza ampliamente en la educación canina, prima el cambio de las conductas visibles por distintos medios.

Si se emplea un sistema de refuerzo positivo, se considera que la violencia está exenta del proceso de educación del perro, por lo que hay quien dice que se puede educar a un perro sin violencia mendiante premios y golosinas.

Sin embargo, al dirigir sus conductas a nuestra conveniencia, anulando su voluntad, ignorando su comunicación y espado emocional, y pasando por encima de sus necesidades para imponer las nuestras, en realidad sí se ejerce violencia. Solo que no es física, sino emocional y psicológica, que es mucho menos evidente y visible, pero que también termina por pasar factura en la convivencia.

 

¿Cuál es la mejor manera de educar a un perro?

 

Esta pregunta tiene una difícil respuesta. Porque para eso debemos definir exactamente qué entendemos por «educar», y aquí cada uno puede entender algo diferente.

 

Adiestramiento tradicional

 

Si la finalidad es anular conductas que no nos gustan o nos parecen inaceptables, entonces la mejor manera de lograrlo es, sin duda, el adiestramiento tradicional. Usando la fuerza, el miedo y el dolor se logra inhibir casi cualquier conducta.

Personalmente pienso que si esto te parece bien, no deberías tener perro. Tal vez peces de colores, que no dan guerra y no hay que andar manipulando para que se porten de ciertas maneras.

Y ojo, no te lleves a engaño, el que te cuenta que hay herramientas que «bien usadas no hacen daño» ya admite que hacen daño. En ese caso, pregúntale por qué funcionan cuando se usan «bien».

La realidad es que si no hacen daño, no funcionan, porque esa es la razón de ser de dichas herramientas: hacer daño y provocar miedo.

Tampoco te dejes seducir por el que te cuenta que puede positivizarse cualquiera de esas herramientas, porque te miente. Te dice lo que quieres oir, no la realidad. Os hará mucho daño, a tu perro y a ti.

Por último, si algún profesional te cuenta que la única manera de educar a TU perro (que es muy especialito) es usar ese tipo de manejos y de herramientas, porque ya se ha probado el refuerzo positivo y no ha funcionado, huye.

Primero, hay otro modo (sí, la educación canina amable, que no usa premios ni herramientas), y segundo, lo que te está diciendo realmente es que ÉL, como profesional, no sabe gestionar o comprender a tu perro, y por eso recurre a lo que no falla: el miedo y el dolor. No lo permitas, nunca.

 

Adiestramiento con refuerzo positivo

 

En cambio, si buscamos enseñarle trucos y hablidades al perro, la elección está clara. El adiestramiento mediante refuerzo positivo da excelentes resultados. No cambiará sustancialmente las conductas del perro, y tampoco garantiza una buena obediencia, pero no le dañará físicamente ni le atemorizará.

En ocasiones, el adiestramiento en positivo puede resultar útil si lo que se busca es evitar ciertos comportamientos o que el perro deje de hacer ciertas cosas.

Si la motivación para los comportamientos a modificar no es muy alta, el resultado será el deseado.

En cambio, si la respuesta emocional del perro es muy intensa y es la base de la conducta que se quiere evitar, o hay una gran motivación instrínseca para llevarla a cabo (un ejemplo sencillo: perro macho siguiendo a perra en celo), el adiestramiento mediante refuerzo positivo no servirá de nada.

 

Educación canina amable

 

Así que nos queda la educación canina amable y empática. Es la mejor manera de educar a un perro, porque no le educamos nosotros, que no somos perros y sabemos poco de perros.

Se educa él solo a base de exposiciones y experiencias en la vida real, oportunidades de aprendizaje, seguimiento y observación de otros perros adultos, con el acompañamiento y guía de las personas de referencia para él.

 

¿Qué es el adiestramiento en positivo?

 

Suele haber confusión entre el adiestramiento en positivo y la educación amable y empática.

Se considera que el adiestramiento en positivo, o educación en positivo, es respetuosa con el perro. Pero se considera esto porque no se le agrede físicamente, ni se le atemoriza para que haga lo que deseamos.

Sin embargo, es importante diferenciar, porque la base de la que se parte es totalmente distinta.

El adiestramiento o la educación canina en positivo, o basado en el refuerzo positivo, consiste en premiar al perro cuando realiza las conductas deseadas, retirando la atención o la recompensa si no actúa como queremos. Y ya. En teoría no se aplican castigos, no se corrige al perro y se le respeta.

 

¿Qué falla?

 

En la práctica esto  no es cierto. Por dos motivos:

1- El refuerzo positivo siempre va acompañado de castigo negativo. Piénsalo, retirar la atención si el perro la considera valiosa, es un castigo negativo. Negarle la recompensa que está esperando es también un castigo (negativo). Lo uno va la mano de lo otro, esto es ciencia y son las leyes del aprendizaje, no es discutible ni negociable.

2- Muchos adiestradores y educadores dicen emplear refuerzo positivo en exclusiva porque usan comida en sus protocolos. Y se quedan tan anchos. Eso sí, cuando el perro rechaza la comida, te dicen que debe ayunar dos o tres días. Se acabó el refuerzo positivo, y entramos en «modo supervivencia». O te sueltan que van a positivizar cosas a lo loco, hasta un collar eléctrico lo positivizan. ¿En serio? ¿En qué universo paralelo crees que alguien puede considerar positivo recibir una descarga eléctrica? Mira, te doy cien euros si te aguantas esta descarga. Vale, te llevas los cien euros, pero ¿te gusta recibir descargas?. Y luego están los que  alternan comida con correcciones, o meten herramientas que implican castigo positivo revistiéndolas de mucha verborrea para disimular lo que realmente están haciendo.

 

¿Cómo conocer mejor a tu perro?

 

Conocer a tu perro es algo fundamental para convivir y que ambos estéis satisfechos de esa convivencia. El mejor camino para conseguir esto es formarse sobre comportasmiento canino.

Relee la frase anterior, he dicho sobre comportamiento canino, no sobre cómo educar perros, ni cómo enseñarles trucos, o cómo conseguir que obedezcan o que dejen de hacer ciertas cosas.

Y la mejor formación puedes obtenerla si te centras en la filosofía de la educación canina amable y empática.

En ese tipo de formación vas a conocer las necesidades reales de los perros. Luego revisas a tu perro, y ajustas lo que corresponda. Esto ya resuelve muchos mal llamados problemas de comportamiento.

También sus fases del desarrollo, es imprescindible saberlas para favorecer el paso de tu perro por las mismas en lugar de entorpecerlo, bloquearlo o preocuparte pensando que esas fases son problemas.

Aprenderás sobre comunicación canina, entre perros y contigo. No para decirle a tu perro lo que tú quieres y que te entienda, sino para que tú le entiendas a él y puedas apoyarlo y acompañarlo cuando te necesite, o responder a lo que te pide.

También, y esto es básico pero casi nunca se tiene en cuenta, conocerás las conductas  normales de los perros. Una vez sabes de estas conductas, te das cuenta de que mucho de lo que te preocupa o de lo que otros te dicen que es un problema, es algo totalmente habitual en la especie. Y no solo no debes impedirlo, sino que te conviene favorecer que tu perro pueda realizar esas conductas. De ese modo será un animal equilibrado y feliz.

Así que, definitivamente, si tu perro es tu mejor amigo y forma parte de tu familia, olvida la visión utilitarista que te venden por todas partes, y céntrate en formarte y en aplicar la filosofía de la educación canina amable y empática. No te arrepentirás y podrás disfrutar de una relación de complicidad con tu perro como ahora no puedes ni imaginar.

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A tu perro le da igual

Herir tus sentimientos

 

Mira, hoy te cuento un enfoque algo distinto sobre una pregunta popular en foros y debates de comportamiento: la protección de recursos

Cómo la evitamos y tal.

Cómo hacemos para que el perro no defienda la comida, el sofá, la pelota.

Que resulta que voy a tocarle las pelotas a mi perro mientras come, y me gruñe o intenta morder.

Que quiero tirarle la pelota, y cuando se la voy quitar, me muerde.

Que se ha subido al sofá, y al tirarle del collar para bajarle, me gruñe.

Ya sabes, esas cositas que pasan cuando tienes perro y quieres imponerle las normas de la casa.

El caso es que el veredicto suele ser unánime (no aceptamos dominancia como animal de compañía):

Tu perro está protegiendo sus recursos.

Y tu trabajo es hacerle ver que esos recursos no son suyos, sino tuyos, y se los das porque quieres

Pero se los puedes quitar cuando te dé la gana, por la misma razón.

Y a partir de esta respuesta, cada cual suelta lo que se le ocurre para resolver el problema, y que el perro deje de comportarse como un pandillero.

Que al fin y al cabo no está en su casa.

(Oh, wait…)

Hasta aquí, lo normal.

Ahora bien.

¿Y si cambiamos el enfoque?

¿Y si planteamos que el perro no está defendiendo un recurso, sino que se defiende a sí mismo?

Mientras come, mientras duerme, mientras juega, se siente amenazado por la situación, y debido a ciertas cuestiones (genética, antecedentes, estado de ánimo, experiencias previas…) opta por defenderse.

Habrá quien piense que esto no tiene sentido, “yo no estoy amenazando a mi perro”

(Y yo creo que “demostrar quién manda” lleva una amenaza implícita, pero igual soy algo lerda y no me entero)

Pero piénsalo, cuando se le quita la comida al perro.

Se le echa del sofá.

O se le quita un juguete (o lo que sea) de la boca.

¿Se le suele pedir por las buenas y por favor?

“Va, Firulais, no seas así, baja del sofá, por favor, que me lo vas a poner perdido de pelos y luego la suegra me da la tarde con el tema, sé majo, anda, baja ya”

“Hooola, Toby, te voy a meter la mano en la comida un momentito, pero sin malos rollos, ¿eh?, solo será un segundo y luego puedes seguir con lo tuyo, sin acritud”

“¿A ver, Laika, me dejas un segundo ver qué es eso que te has metido en la boca, por favor? Es un momentito y luego te lo devuelvo, ¿sí?”

Seguro que las conversaciones son igualitas a estas.

JA.

Lo normal es que la persona que quiere quitarle algo al perro (el “recurso”) se enfrente a él.

Tanto verbal como corporalmente.

A veces con muy mala leche.

Y la respuesta, simplemente, es de evitación del conflicto social que se acaba de crear.

Puede ser evasiva (el perro se aleja)

Puede ser apaciguante (el perro hace el payaso o se tira panza arriba y cosas por el estilo)

O puede ser defensiva (gruñidos, ladridos, muerdo que va)

El recurso da un poco igual.

Es el conflicto social por el enfrentamiento persona-perro lo que produce la respuesta negativa.

Y ahora, el enfoque opuesto:

Es la persona la que está protegiendo recursos.

MI sofá.

MI pelota.

MI comida (para perros, pero es mía, que la he pagado yo)

Y no sé, no he oído nunca a nadie consultar sobre cómo resolver eso.

Termino.

También es posible que, en más de una ocasión, la respuesta del perro no sea de protección de recursos, ni de sí mismo.

Es solo una manera clara de decir “eres una pelmaza y me estás cabreando porque me ahogas y no me dejas vivir, plasta, más que plasta, déjame en paz”.

O sea, el perro se enfada, y como perro que es, lo dice, sin tapujos, y sin importarle si hiere o no sentimientos.

Y entonces soltamos lo de la protección de recursos.

El recurso da igual.

Lo que no da igual es nuestra actitud.

Y lo invasivos y pesados que pueden llegar a ser algunos.

Míralo así, a ver si te cuadra.

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Sileo para perros

Hay momentos puntuales en los que hace falta una ayuda extra si a tu perro le aterran los cohetes o viaja fatal en coche. Sileo perros es justo para esos momentos. Te cuento qué es y cómo funciona.

Sileo perros ¿qué es?

 

Gestionar inevitables situaciones de pánico es un problema importante para muchos perros.

Lo ideal es trabajar cada día para mejorar esto, pero a veces hay exposiciones inevitables, o situaciones que muchos perros no podrán superar por mucho que te esfuerces, como el miedo a cohetes y petardos.

Con Sileo perros estas situaciones se hacen mucho más llevaderas. Es un tranquilizante para perros de absorción rápida, llamado dexmedetomidina.

Al ser de absorción rápida, pasan apenas 10 o 15 minutos desde que lo das hasta que tu perro empieza a calmarse. Perfecto para imprevistos o para viajes.

Este tipo de calmante se usa también en la clínica veterinaria de modo rutinario, para realizar ciertas pruebas de salud o algunos procedimientos menores pero algo dolorosos, como limpieza de oídos, suturas de piel, exámenes oculares, etc. Se combina a menudo con otros fármacos (por ejemplo, analgésicos), y se administra en inyección a distintas dosis. Su uso es muy habitual.

En la presentación de Sileo perros, la administración es oral, y la dosis es muy pequeña, por lo que no tendrás problemas para dárselo a tu perro, por muy poco colaborador que sea.

 

¿Para qué sirve el Sileo perros?

 

Sileo perros tiene dos indicaciones principales: cohetes y viajes.

Lo puedes dar cuando sepas que tirarán cohetes y petardos en tu zona, y a tu perro le aterroricen. De ese modo, la ansiedad se reduce y el miedo baja notablemente de intensidad, y si acompañas el Sileo perros de medidas sencillas, como cerrar ventanas y persianas para bajar la fuerza del ruido, seguramente tu perro termine por dormirse.

También es muy  útil el Sileo perros para viajes. Hay perros que se ponen muy nerviosos cuando van en coche, jadean y babean, se revuelven, intentan moverse todo el rato, o ladran y lloran sin parar.

Lo ideal es trabajar este miedo de modo paulatino y sistemático, pero si corre prisa viajar en coche, o solo llevarás a tu perro de viaje en momentos muy puntuales, tal vez no  merezca la pena complicaros la vida. Sileo perros es  pefecto para esas ocasiones.

También puedes darlo para viajes en barco o en tren. Eso sí, el viaje debe tener una duración mínima de unas dos horas, porque a tu perro le costará caminar mientras Sileo perros hace efecto, y si vas en un transporte público, a menos que puedas llevarlo en brazos, el fin de viaje se puede hacer pesado esperando a que se despierte del todo.

Si te estás preguntando si puedes dar Sileo perros para ir en avión, la respuesta es no. Está prohibido adminstrar tranquilizantes o sedantes a perros que van a volar, debido a que los cambios de presión al  subir y bajar modifican la distribución de los medicamentos en el organismo, y esto puede propiciar una sobredosis en pleno vuelo. Es peligroso e impredecible, así que no lo hagas.

Mencionar que aunque no está indicado en el prospecto, Sileo perros no sirve solo para cohetesy viajes. Te será útil también en cualquier situación en la que tu perro tenga un ataque de pánico, siempre que no requiera desplazamientos (a menos que puedas llevarlo en brazos).

 

¿Cuánto dura el efecto de Sileo perros?

 

Una pregunta habitual es cuánto dura el efecto de un tranquilizante como Sileo perros. Pues este fármaco actúa durante unas dos horas, después de ese plazo se ha eliminado casi por completo de la sangre, y deja de hacer efecto.

Si la razón por la que has administrado Sileo perros supera esas dos horas, puedes volver a repetir la toma. De hecho, puedes repetirla hasta en cinco ocasiones, lo que daría un total de diez horas de efecto tranquilizante.

También puede que te estés preguntando cuánto tiempo tarda en hacer efecto un traquilizante como Sileo perros.

Pues algo muy positivo es que es realmente rápido. Desde que lo das hasta que empiezas a notar a tu perro más calmado, transcurren unos quince minutos.  Esto es así debido a su peculiar modo de absorción, que es a través de las mucosas, no debe ir al estómago, sino que traspasa las encías, y de ahí, directo a la sangre y al cerebro. Y por eso es tan rápido su efecto.

 

¿Como dar sileo a un perro?

 

Es importante que tengas claro cómo administrar Sileo perros, porque es diferente a los fármacos que conoces y que se usan más habitualmente, incluidos otros tipos de tranquilizantes para perros.

Los tranquilizantes a menudo suelen ser cápsulas o pastillas que deben ingerirse completamente, para, una vez en el estómago, liberar el principio activo. Este principio activo pasa a la sangre, y de ahí va al cerebro. Entonces es cuando empieza a funcionar. Esto suele tardar entre media y una hora.

Pero Sileo perros es diferente. Como se absorbe por las mucosas, el cómo dar Sileo a un perro es algo diferente. Viene presentado en una jeringa, que contiene un gel con el medicamento. El émbolo de la jeringa tiene un aro, que puede deslizarse por dicho émbolo. También hay una serie de rayas y puntos que se alternan, y sirven para saber cuánta dosis administrar. En el prospecto se detalla cuantos puntos le tocarían a tu perro según su peso.

Por ejemplo, si tu perro pesa diez quilos, tienes que darle dos puntos. Entonces tienes que girar la rueda hasta que se deslice por el émbolo. La colocas sobre la raya posterior al segundo punto. La vuelves a girar para que ya no se desplace. Y está listo para que tu perro lo tome. Colocas la punta de la jeringa dentro de la boca de tu perro, pegado hacia arriba o abajo a una encía. Empujas el émbolo hasta que la rueda haga de tope. Y ya está.

Si tienes un perro grande (más de 50 kilos), y, por tanto, tiene que tomar más de seis puntos del medicamento Sileo perros, entonces dale la mitad de los puntos en la encía de un lado de la boca, y los otros por el otro lado de la boca. Así aseguras que se absorbe correctamente, y que no se acumula en un solo punto y es tragado por tu perro. Si lo traga, no se absorbe y no funciona, esto es importante saberlo.

 

Sileo prospecto

 

Cuando no estés administrando Sileo perros, debes guardarlo en su caja o en un cajón, porque es muy sensible a la luz y pierde eficacia si queda expuesto de modo prolongado. También puedes conservarlo en la nevera, aunque no es necesario.

El prospecto de Sileo perros viene en la caja que contiene la jeringa. Pero si lo has perdido o se ha dañado, puedes bajarlo y consultarlo en este enlace:  prospecto Sileo

 

Sileo perro opiniones

 

Ahora te estarás preguntando si Sileo perros funciona. Dependerá que entiendas por «funcionar». Si buscas que tu perro rebaje su nivel de ansiedad y de miedo ante episodios puntuales que para él son traumáticos, como exposición a cohetes o viajes en coche, la respuesta es rotundamente sí. 

Sileo perros produce una sensación de indiferencia del perro ante el estímulo, y si le ubicas en un entorno conocido y agradable para él, sin proporcionarle actividad ni distracciones, termina por dormirse.

Ojo, la función de Sileo perros no es que tu perro se duerma y no haya modo de despertarlo hasta que no termine el efecto. Si eso ocurre, posiblemente es muy sensible a la sutancia o le has dado demasiada dosis (que sepas que existe antídoto eficaz e inmediato, pero es inyectable, tendrás que acudir a una clínica para que se lo administren).

No es para sedar a tu perro como si le fueran a operar, es para tranquilizarle y relajarle.

Y desde luego, quienes lo han probado ven a su perro muy tranquilo. Se tumba y permanece atento pero relajado, y si no ocurre  nada relevante cerca de él, tiende a dormirse, pero se le puede despertar fácilmente. 

He visto administrar Sileo a perros que tienen auténticos ataques de pánico, que llegan inluso a tener episodios de convulsiones, y el resultado es espectacular. El perro se comporta como si oyera algo muy muy lejos, pero no le preocupa, y termina buscando un sitio cómodo donde descansar, llegando incluso a dormirse (ojo, estaban en su propia casa, no expuestos en exterior a cohetes a corta distancia). 

Por lo tanto, Sileo perros es un producto perfecto para mejorar la situación emocional de tu perro en esos momentos puntuales en los que las fiestas de turno amenazan con volver loco a tu amigo. Eso sí, siempre dispensado bajo control veterinario, pues tiene ciertas contraindicaciones y efectos secundarios: es seguro, pero no inocuo.

 

¿Qué calmante es bueno para un perro?

 

La verdad es que los calmantes son medicamentos con unos efectos importantes sobre las funciones vitales del perro. Por lo tanto, no existe un «calmante bueno» para todos los perros. Sí que hay sustancias naturales que pueden tener un cierto efecto relajante o ansiolítico en muchos perros, sin llegar a producir sedación.

Pero los medicamentos calmantes para perros son productos que afectan al cerebro disminuyendo el nivel de consciencia y la percepción de estímos externos, y además también suelen actuar sobre el ritmo cardíaco, la respiración, la tensión muscular, el apartado digestivo, los riñones o el hígado.

Por lo tanto, no existe el calmante bueno, el veterinario debe analizar cada situación particular, el estado sanitario actual de tu perro, detectar posibles patologías orgánicas que contraindiquen (o no) la administración de algunos calmantes, o de todos, y decidir cuál facilitarte. También es importante el uso que se le vaya a dar y la facilitad de administración. 

Sí que es impotante que sepas que algunos calmantes para perros populares, como la acepromacina (comercialmente se conoce como Calmivet, Aceprovet) no deben administrarse en caso de buscar un efecto tranquilizante o ansiolítico ante situaciones de pánico sensorial, como el ruido intenso de cohetes y petardos.

Esto es debido a que presenta un claro efecto de relajación muscular, pero no disminuye la percepción sensorial. Dicho más sencillo: tu perro no puede moverse porque los músculos no le responden, pero oye los cohetes y es totalmente consciente de lo que pasa, con lo que no se moverá durante el tiempo que dura el efecto de la acepromacina, pero se enterará de todo y seguramente su miedo empeore en el futuro.

 

Sileo perros comprar online

 

Seguramente te estás preguntando cuánto cuesta un envase de Sileo perros. Pues el precio de Sileo perros variará según distintos factores, ya que no existe una fijación de precios en medicamentos veterinarios. Para hacerte una idea, un precio promedio de una caja de Sileo perros es de 40 euros. Pero, como decía, puede haber ofertas, o precios más altos, dependiendo de muchos factores.

Es posible que quieras comprar Sileo perros online. Y lo mismo el primer sitio que se te ha ocurrido para mirar sea Amazon.  De hecho, sale en los primeros puestos en los resultado de búsqueda para «comprar Sileo perros». Pero es que Amazon sale en los primeros resultados de búsqueda para comprar cualquier cosa, aunque no la vendan en realidad.

Lo digo porque es justo el caso: los medicamentos veterinarios en España no se pueden vender online, salvo que se cumplan dos condiciones importantes: que lo dispense una oficina de farmacia veterinaria autorizada legalmente como tal, y que aportes la receta expedida por tu veterinario con todos los datos requeridos (tuyos, de tu perro, y del medicamento), cumplimentados correctamente.

Y Amazon no tiene licencia de oficina de farmacia. Tampoco va a verificar que dispongas de una receta, al estar las ventas automatizadas. Por lo tanto, no puede vender ningún medicamento veterinario que requiera de prescripción.

Eso significa que, aunque salga en los resultados de búsqueda, no te líes, Amazon no vende Sileo perros. Y ninguna otra tienda online que no sea farmacia veterinaria, tampoco. Las que sí son farmacias veterinarias, no permitirán la compra automática, ya que primero tienen que solicitarte la receta, y una vez la reciban, entonces podrán dispensar Sileo perros. Sí, es complicado poder comprar Sileo online. Es así como está la legislación en España.

También puede que consigas encontrar Sileo perros para compra online en alguna farmacia fuera de España, por ejemplo en UK. Pero existe legislación que regula y limita la importación de medicamentos a España, por lo que es muy probable que tampoco te lo puedan vender.

Así que tendrás que obtenerlo en tu clínica habitual, como dispensación de medicamento para un paciente de la clínica, o en una farmacia veterinaria de tu zona. También existen algunas farmacias de medicamentos para personas que cuentan con licencia de farmacia veterinaria, y allí te lo podrán vender.

Algunos consejos para manejar a un perro reactivo

perro reactivo ladrando

Cómo ayudar a un perro reactivo

 

(Si este tema te preocupa mucho, tienes un mini curso gratuito en vídeo para saber qué hacer con tu perro reactivo AQUÍ)

Todos hemos visto alguna vez a un perro reactivo. O puede que lo estés viviendo: un perro va de paseo con su cuidador.

De pronto frena en seco, tensa la correa, tensa todo su cuerpo, se pone rígido, su mirada se focaliza y concentra en un punto, y en menos tiempo del que se tarda en estornudar, comienza el espectáculo.

Salta, ladra, tira y tira de la correa, a veces arrastrando a la persona que intenta sujetarlo.

Gruñe, ladra de nuevo, enseña los dientes, parece que quiere matar a alguien.

En un momento así, lo normal es que todo el mundo que pasa por la zona fije su atención…. sobre la persona.

Eso es presión social.

Ahora el cuidador debe recuperar el control como sea, especialmente si es un  hombre, que se supone tienen que mostrarse fuertes en todo momento.

Y la persona cede.

Castiga a su perro reactivo, le regaña, le da tirones secos del collar o algún que otro correazo en el costado.

Grita y le arrastra a su lado.

Le recrimina su conducta.

Hace algo que seguramente no desea hacer para recuperar el control y que la atención de los demás deje de estar sobre él.

Esta situación es, por desgracia, muy frecuente.

Y la respuesta que genera, también.

Y, lamentablemente, ese cuidador, quizás tú, tendrá que repetir la secuencia una y otra y otra vez, día tras día, durante muchos años.

Porque esa «toma de control» en realidad solo es eficaz (o lo parece) durante un par de minutos, y no resuelve el problema del perro reactivo.

El resultado es que pasear con un perro reactivo se convierte en una tarea, en el mejor de los casos, desagradable.

En el peor, en un infierno.

Sobre todo si tu perro reactivo es grande y te cruzas con otro perro grande con el mismo problema.

 

¿Qué puedo hacer con mi perro reactivo en la calle?

 

El primer paso para lograr avances con un perro reactivo, que muestra conductas desproporcionadas ante ciertos estímulos, es percatarse de que inhibir la conducta o enfadarse con el animal no es eficaz.

Seguro que ya te has dado cuenta.

El segundo paso, si quieres ayudar a tu perro reactivo, es cambiar el enfoque.

En lugar de tratar de anular la conducta, empieza a que preguntarte «¿por qué lo hace?».

La respuesta en la gran mayoría de los casos es: miedo.

Puede ser miedo al detonante que le hace explotar.

Puede ser miedo a una situación que previamente ha asociado con ese detonante.

Por ejemplo, un perro reactivo  puede tener miedo a otros perros porque no se ha relacionado apenas con ellos de cachorro, y se siente amenazado ante la presencia de sus congéneres.

O puede que le duela la cadera, y la interacción con otros perros le produzca más dolor en ocasiones y trata de evitarlo.

Si comprendes que tu perro reactivo en realidad es un perro miedoso, das un gran paso.

Regañar, gritar, zarandear o tratar de corregir a una persona que grita y da saltos y manotazos porque ha visto un ratón y le dan pánico los ratones no hará que cambie su conducta la siguiente vez que vea un ratón.

Tampoco eliminará el miedo a los ratones.

Entenderlo y ofrecerte a hacer de escudo, o a espantar el ratón, o acompañarle lejos del roedor sí será de ayuda.

Puede que la siguiente vez grite y salte menos, y que busque tu ayuda, en lugar de hacer lo de siempre.

Lo mismo ocurre con tu perro reactivo.

Si le ayudas en esos momentos, en lugar de dirigir tus esfuerzos a inhibir la conducta que te incomoda ante la gente que te mira, lograrás mejores resultados.

La conducta puede disminuir paulatinamente de intensidad y frecuencia, y tu perro reactivo introducirá la opción “volverse hacia la persona buscando ayuda” en su repertorio de “qué puedo hacer cuando me cruzo con otro perro”.

Una vez has cambiado el enfoque de “tengo que parar esta conducta como sea, porque tengo un perro dominante/desafiante/pendenciero/malo” a “mi perro es reactivo porque tiene miedo a ciertos estímulos, y trata de que se alejen de él y no le invadan el espacio”, ya tienes un camino trazado para darle ayudas puntuales para esos momentos de crisis.

Ya que la ayuda real será el trabajar otros aspectos de su vida que le empujan a reaccionar así.

Pero en el día a día habrá tropiezos y retrocesos, y hay que gestionarlos: no es práctico ni realista intentar evitar todos los detonantes todos los días mientras trabajamos un problema que puede llevar semanas o meses resolver.

Así que volvemos al principio.

¿Qué acciones concretas puedes llevar a cabo cuando tu perro se activa, y tú te sientes fatal, y todo el mundo te mira?.

 

1-  Focaliza tu atención en tu perro, no en tu entorno

 

Es más fácil ignorar el que todos te miren si no les miras a ellos.

Piensa “no es asunto de ellos, y en realidad, no me importa. No les volveré a ver y en el fondo se habrán olvidado de mí dentro de cuarenta segundos. No tienen poder sobre mí”.

Esta última frase me encanta.

Se puede usar como mantra.

«No tienen poder sobre mí«

Repítela, verás qué bien sienta.

Pero concentrándose en su significado.

Somos animales sociales, y lo que los demás piensan nos importa.

Pero en la mayoría de los casos no debería importarnos.

Las miradas reprobatorias o comentarios de los demás solo tienen el poder que quieras concederles.

Si son perfectos desconocidos, no deberías darles ningún poder.

Porque realmente no tienen poder sobre ti.

Piénsalo.

 

2- Piensa

 

Si mi perro es reactivo porque tiene miedo a ese estímulo –perro, señor, bicicleta…..- y quiere que se aleje, pues me centro en lo que puedo controlar: yo misma”.

No puedes pedirle al señor, al otro perro, a la bicicleta, que le dejen espacio a tu perro reactivo.

Bueno, puedes, pero en realidad es tu problema, no el de ellos, así que seguramente no te hagan caso.

Pero sí puedes poner espacio entre tu perro reactivo y ese detonante.

Alejarse manteniendo la calma es la mejor opción y la mejor salida que le puedes dar a tu amigo.

¿Qué no hay modo, ha clavado las cuatro patas y no parece que quiera alejarse?.

Seguramente porque en su cabeza, donde están pasando cosas horribles y que se encuentra en “visión de túnel”, la opción “alejarme yo” no existe.

Seguramente sus antecedentes se lo han confirmado: suele ir atado cuando esto ocurre y, por lo tanto, la huida no ha sido una opción casi nunca.

Se ha habituado a una única alterinativa: pedir espacio (por las malas).

Así que es verdad, a menudo cuesta sacar a un perro reactivo de la situación que lo activa, está dedicando todos sus recursos físicos y mentales a defender su vida (o eso cree él).

De nuevo, comprensión.

Le llevará algún tiempo darse cuenta de que le estás ofreciendo otra salida más cómoda y menos estresante.

Sácale de allí, aléjate.

Sin correr, sin dar tirones secos (la tensión constante en la correa será inevitable, pero no es necesario tironear), sin gritar ni tratar de convencerle de nada.

Simplemente aléjate y llévate a tu perro contigo.

 

3- Establece un nuevo historial para tu perro reactivo

 

Tu perro reactivo debe darse cuenta de que no es necesario que vuelva a pelear por su vida.

Que no tendrá que enfrentarse solo a esa terrible amenaza nunca más.

Que si  necesita espacio, lo va a tener.

Eso está en tu mano, es algo que puedes hacer y que puedes controlar.

Repitiendo un alejamiento tranquilo y constante, sin añadir más emociones al contexto, asientas un precedente: hay otra opción a “pelea”, y es “huye”.

Es una opción mejor.

Eso le ayudará y reducirá tensiones y la intensidad y frecuencia de la conducta reactiva.

 

4- Relájate

 

No eres consciente, pero tú también tienes miedo.

A la situación, a la gente, a lo que podría llegar a hacer tu perro reactivo.

Y cada vez que ves el detonante, te tensas y pones rígida antes incluso que tu perro.

Endureces la mano y tiras de la correa, acortándola.

Eso termina por ser una señal para tu perro reactivo: “¡atención, empiezan los problemas!”, y aumenta su grado de activación.

A veces sin haber visto él mismo el detonante.

El miedo es adictivo y suma.

Tal vez no puedas controlar por completo tu tensión, pero sí puedes hacer algunas cosas que te ayuden, como respirar más despacio y concentrarte en esa respiración.

Desconecta del entorno y concéntrate en tu perro.

Respira hondo, libera tensión de las manos (¡y de la correa!), dirige tu cuerpo hacia donde tengas previsto moverte, y simplemente susurra “Toby, no hay problema, nos vamos”.

Y aléjate con decisión, sin prisas ni brusquedades ni gritos.

 

5- Elimina el dolor

 

Desecha el uso de sistemas “de control” que sean deslizantes, metálicos, con pinchos o eléctricos.

Aumentan el miedo y la reactividad, garantizado.

Quizá parecen facilitar el control sobre el cuerpo del perro (restan fuerza a sus tirones), pero provocan un descontrol total sobre la mente, que es la que al final decide qué va a hacer el perro.

El arnés suele resultar más cómodo para el perro, y si él está más cómodo, tendrá menos ganas de reaccionar mal. Elige arneses que no rocen ni bloqueen el movimiento. Una correa larga también suele ayudar.

Muchos perros reactivos sufren dolor crónico no diagnosticado, en caderas, rodillas, codos o columna. Y el único síntoma visible, a veces durante años, es que son perros reactivos en la calle. No deseches esta idea porque tu perro «está contento, juega y come bien». Es más habitual de lo que puedas imaginar (soy veterinaria y veo casos constantemente). Ese dolor tiene una gran influencia sobre los comportamientos reactivos y de agresión, así que valora una visita a tu clínica.

 

6- Cuando lo hace bien tiene que saberlo

 

Déjale muy pero muy claro a tu perro lo orgullosa que estás cuando logra mantener el control de sí mismo.

Si ve un detonante, y permanece unos segundos “en espera” (puede que tenso y a la expectativa, pero se contiene), habla con él, cuéntale lo bien que te hace sentir su actitud. Susurra, no hace falta gritar ni dar saltitos que puedan excitarle y facilitar que reaccione de nuevo.

También puedes dejar caer unos cuantos trozos de comida por el suelo una vez que el detonante se haya ido: así él desconecta el foco, se relaja, y tiene una actividad que le da salida a la tensión acumulada.

Si logras hacer esto en el momento justo, cuando tu perro reactivo detecta la amenaza pero aun no ha perdido los papeles, puedes conseguir muchos avances en poco tiempo.

Y todos contentos.

 

Todo esto no hará que el miedo de tu perro desaparezca.

Eso nunca ocurrirá.

El miedo es una emoción muy primaria y poderosa.

Nos pone a salvo, o nos condena, pero sobre todo nos domina.

Aprender a gestionarlo cuando está fuera de lugar requiere un proceso, mucho tiempo, y mucha práctica.

Con estas medidas ayudarás a tu perro reactivo.

Al dejar de pensar en lo que los demás dirán de ti y concentrarte en lo que tu perro necesita en esos momentos, es cuando consigues avanzar en la dirección correcta.

Y con el tiempo un día dirás “¡ey, hemos pasado muy cerca de ese perro y casi ni le has mirado, buen chico!”.

Y ambos podréis estar orgullosos de vuestra victoria.

Si esa idea te gusta, los correos que mando cada día van en esta línea.

Te dan ideas para gestionar la presión social, orientación sobre cómo ayudar a tu perro a sentirse mejor.

Y te cuentan qué hacer para que tú te sientas mejor.

No hay trucos, luces de colores, varitas mágicas, serpentinas ni purpurina.

Solo conocimiento, comunicación, respeto y comprensión.

Te apuntas aquí:

 

Qué puedes hacer si tu perro ladra mucho

tu perro ladra mucho

 

En este post no voy a hablar de las medidas que se pueden tomar para mejorar la reactividad y que tu perro ladra mucho en la calle, sino sobre qué puedes hacer tú cuando esto ocurre.

Mientras ayudas a tu perro a superarlo, habrá días en que todo se descontrole

Días en los que parece que retrocede en lugar de avanzar, o simplemente días malos.

 

¿Qué puedes hacer TÚ si tu perro ladra mucho?

 

Los problemas de reactividad en perros llevan semanas o meses de trabajo conjunto para su corrección.

Y entre tanto, la vida sigue, tú y tu perro salís a la calle, y pasan cosas.

Cosas desagradables, cuando no directamente muy frustrantes.

El consejo base es ser paciente y mantener la calma.

Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo, 🙂

A continuación tienes algunas ideas de acciones que tú puedes llevar a cabo para ayudarte a ser paciente y mantener la calma cuando tu perro ladra mucho.

Lo primero, siempre, es descartar el dirigir el enfado hacia tu perro, o tratar de regañar, castigar o intimidar de ninguna manera: tu perro tiene un problema con su entorno, y las acciones negativas emprendidas contra él empeorarán las situaciones futuras.

 

1- Respira

 

Respira hondo: sé que suena a tópico, pero es eficaz.

No podemos controlar nuestro ritmo cardíaco, que disminuye cuando dormimos o estamos tranquilos, y se acelera cuando estamos nerviosos, asustados o enfadados.

La adrenalina es responsable de este efecto, y no podemos impedir que se libere, pero sí podemos disminuir el efecto que tiene sobre nosotros.

Y también podemos controlar la respiración.

Si respiras hondo, introduciendo mucho aire en los pulmones hasta hinchar también la barriga, y luego liberas el aire lentamente hasta que casi te duela liberar más, y te concentras (entra aire, sale aire), las pulsaciones cardíacas caen en picado.

Y eso de rebote permite bajar el grado de enfado.

Así que respira hondo y concéntrate en respirar.

 

2- Empieza a contar

 

Cuenta hasta 30.

“¿No era hasta diez?”.

Sí, pero teniendo en cuenta lo alterados que pueden estar algunos perros reactivos, y la presión interior que notamos que nos invade y nos calienta la cabeza cuando esto ocurre por enésima vez cuando solo queremos dar un paseo tranquilo, diez va a ser poco.

Y a veces puede que treinta también.

Pero tú cuenta hasta treinta.

Concéntrate en los números (y en la respiración) y camina lenta y firmemente en dirección contraria al detonante de la situación, llevándote a tu perro contigo.

Cuenta y respira.

Concentrarse en algo que no sea lo que nos enfada nos ayuda a controlar ese enfado.

Y a impedir que ese enfado nos controle a nosotros.

 

3- Piensa en otra cosa

 

Una vez te hayas alejado de la situación, seguramente tu perro se ha olvidado del asunto.

Pero tú no.

Seguirás rumiándolo durante un buen rato, puede que durante horas.

Y si se da otro episodio mientras tú estás aun digiriendo el anterior, explotarás.

Seguro.

Así que bórralo de tu cabeza.

Piensa en otra cosa.

En una agradable y feliz.

En los planes del fin de semana, en tu niño pequeño, en esa felicitación que te han dado en el trabajo, en una canción que te pone de buen humor.

Busca en tu cabeza cosas que te pongan una sonrisa en la boca, y piensa intensamente en ellas un buen rato.

 

4- Deja de fustigarte

 

No te castigues: igual que decimos que no hay que castigar al perro por ladrar mucho, tampoco sirve de nada castigarse uno mismo.

Tenía que haberlo visto venir, en qué estaba pensando, porqué no hice nada…”.

Puede haber muchas ideas que te atormenten por no haber manejado bien la situación, y que llegara demasiado lejos.

Pero atormentarte no cambia lo que ya pasó, y sin embargo sí te hará sentirte peor contigo misma (y con tu perro).

Opta por algo de proactividad.

“¿Qué pasó? ¿Qué podría haber hecho para mejorar lo ocurrido en lugar de lo que hice?”.

Eso te coloca en modo resolución, en lugar de en modo bloqueo.

Y te permite pensar en planes B para cuando la situación se repita en el futuro.

 

5- Observa el futuro

 

Mira a largo plazo: piensa si en realidad es para tanto.

Igual que tu perro ladra mucho ante estímulos que a menudo carecen de importancia, tú estás reaccionando exageradamente a una situación que en una visión global de la vida, carece de importancia.

¿Crees que te acordarás de ese momento dentro de una semana?

¿Y de un año?.

Seguramente no.

Porque no es importante.

No le des más valor del que tiene y esfuérzate en conseguir que te resbale en lugar de en rumiar y alimentar tu propio enfado.

Piensa en lo mucho que quieres a tu perro: vale, ahora la ha liado y quizá le retorcerías el cuello, pero la mayor parte del tiempo es un animal cariñoso y leal con el que te gusta estar y del que disfrutas.

Y no hay mala fe en sus acciones, simplemente tiene un problema y necesita ayuda.

Concéntrate en los buenos momentos que te hace pasar y en lo bien que se porta la mayor parte del tiempo, en lugar de concentrarte en los fallos puntuales.

 

6- Sigue mirando al futuro

 

Enfócate en el largo plazo: los problemas que incluyen componentes de agresividad, miedo intenso y conductas explosivas requieren de mucho tiempo para su mejoría, a veces de meses  o años.

Eso no ayuda a gestionar la frustración, pero sí nos ayuda el plantear metas realistas y pequeñas.

Puedes fijarte más en los detalles de la conducta, en lugar de en la conducta en sí.

Así te percatarás de que ya no ladra durante tanto tiempo.

O de que tira menos de la correa.

O de que ha tardado más tiempo en activarse de lo habitual, o menos tiempo en calmarse.

La conducta persiste, pero disminuye lentamente de intensidad y frecuencia.

Eso es una meta.

Mantén esa perspectiva, en lugar de la de “sigue portándose fatal cuando ve a otros perros”.

 

7- ¿Qué te hace explotar a ti?

 

Identifica tus detonantes: ya sabes qué es lo que activa a tu perro, pero ¿qué es lo que te activa a ti?.

Repasa mentalmente qué situaciones te empiezan a tensar (aunque no llegues a explotar), y trata de mantenerlas bajo control o de alejarte de ellas siempre que puedas.

De lo contrario, tu tensión y miedo serán detectadas por tu perro, y eso contribuirá a que sus reacciones sean peores.

Por ejemplo, ¿te dan miedo determinado tipo de perros?, cuando los veas venir, aléjate, cambia de rumbo, de acera, “escóndete” hasta que pase.

No te enfrentes a tus detonantes, eso no os ayudará a ninguno de los dos.

 

8- Anticípate

 

Planifica: hay muchas cosas del entorno que escapan a tu control, y solo unas pocas que puedes manejar.

Enfadarse por todo lo que no controlas solo sirve para aumentar tu frustración.

Si hay perros sueltos, o gatos, o pasa gente patinando y en bicicleta cerca de ti, y eso es un problema para tu perro que ladra mucho, enfadarte no ayuda a nadie ni cambia el contexto.

En lugar de eso, focaliza tus esfuerzos en ver qué es lo que sí puedes controlar.

Puedes elegir horas y/o lugares de paseo con muchos menos estímulos detonantes.

Puedes revisar las situaciones delicadas en tu cabeza, y pensar en qué acciones puedes tomar si se dan.

Tener un plan de acción claro sobre cosas que pueden ocurrir te permite lograr un mejor control, y eso ayuda a evitar enfados.

Céntrate en lo que puedes cambiar, y no te desgastes emocionalmente con lo que está fuera de tu alcance.

 

9- Habla con otras personas

 

Cuéntaselo a alguien: quizá no sirva para mejorar la conducta de tu perro, pero sí te ayudará a sentirte mejor.

Un amigo o familiar que sepas que te apoyará puede escucharte.

No tiene que aportar soluciones (no está en su mano), solo tiene que escuchar.

Todos nos sentimos mejor cuando le contamos un problema que nos atormenta a alguien, y ese alguien nos presta su atención y nos da la razón en todo, aunque no la tengamos o no nos entienda.

 

10- Libera energía

 

Si realmente notas que cuando tu perro ladra mucho, a ti te explota la cabeza, y tienes serios problemas de autocontrol, suéltalo todo.

No con tu perro, sino con algo más inerte.

Haz spinning, corre hasta agotarte, golpea un saco de arena, lo que más te apetezca.

La adrenalina nos prepara para la acción, y si esa acción no ocurre, nos sentimos mal.

Pues dale una alternativa a tu cuerpo, y desahógate a gusto.

11- Descansa

 

Date unas vacaciones: a veces, si la convivencia realmente está superando todo lo soportable, necesitamos un tiempo muerto.

Valora si unos días alejada de tu perro que ladra mucho te ayudarán a echarle de menos por todo lo bueno, y a enfrentarte con más calma a lo malo.

Si crees que sí, no te atormentes.

Busca un buen hotel o un cuidador (avisando del problema), y tomaos un respiro el uno del otro.

Eso os ayudará a reiniciar la relación con más calma e ilusión.

 


Y es que los perros que ladran mucho solo están proyectando sus emociones en forma de ruido y movimiento.

Y entre las posibles ayudas que se les puede prestar, está la de ser un referente emocional, un «espejo» donde puedan mirar y que les ayude a calmarse un poco.

Pedirle a un perro que mantenga la calma ante cosas que le hacen explotar (como otros perros) cuando la persona que le acompaña no es capaz de mantener la calma ante cosas que le hacen explotar (como que su perro ladre y dé tirones de correa) suena un poco exigente, ¿no?

Resulta más fácil entender a tu perro si piensas que él se siente ante esos detonantes igual que tú te sientes cuando él se pone así.

Si dejara de ponerse así, tú te sentirías mejor, ¿verdad?

Si le ayudas a sentirse mejor, él no se pondrá así.

Luego la idea es dirigir los esfuerzos a que tu perro se sienta mejor, y de rebote tú te sentirás mejor.

Intentar sentirte tú mejor sin que él se sienta mejor simplemente no funciona.

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El negocio infalible que tu perro pondría

O no

 

Me he enterado de que a alguien se le ha ocurrido una idea, y ha creado un negocio con ella.

No sé si le irá bien o mal, pero yo no invertiría en eso.

Te cuento.

Como al parecer a muchas personas les gusta el cine.

Y les gustan los perros.

Y les gusta que sus perros disfruten de cosas que a ellos les gustan.

Pues sumas dos más dos, y te sale un cine para perros.

Ya sabes, llevas a tu perro allí, le ponen películas protagonizadas por perros, y tu perro disfruta dos horas viendo cosas que pasan en una pantalla plana.

Eso sí, a todo color.

Vale, yo le veo alguna pega.

En realidad, le veo un montón, a ver qué opinas.

La primera, que hay pocos perros capaces de mantener el interés en una pantalla (estímulo visual) durante dos horas seguidas.

Alguno hay que se traga El Rey León entera, pero es la excepción.

No mantienes un cine entero con unas pocas excepciones.

La segunda, la antropomorfización.

(Pero quién coño inventaría esa palabra, mira que tiene sílabas y jamás he sido capaz de pronunciarla a la primera)

Damos por sentado que una película protagonizada por perros le va a interesar a los perros.

A nosotros nos gustan, y nos gustan las películas protagonizadas por personas, sobre todo si nos identificamos con ellas.

El problema es que las películas protagonizadas por perros a menudo desarrollan acciones que no tienen sentido para los perros.

No digamos ya la comunicación corporal que estará usando el perro actor.

Que los humanos no nos enteramos, pero los perros sí.

Fliparán viendo a un perro mandando una retahíla de comportamientos acompañados de mensajes corporales totalmente incoherentes.

Además, los perros de la pantalla no huelen a nada.

¿Qué demonios quiere decir eso, cómo “ve” un perro a otro que no huele absolutamente a nada?

Yo creo que los pobres animales sentirían, como poco, desasosiego, o directamente miedo.

Juntas a perros que no huelen a nada realizando conductas sin sentido (canino) y emitiendo mensajes incoherentes, y eso altera bastante.

Yo disfruto con películas que me causan desasosiego.

Pero es algo voluntario, y sé de muchas personas que no pueden ni verlas por cómo les hace sentir.

Así que no, no le auguro un gran futuro al cine para perros.

Que te guste a ti no quiere decir que a tu perro le tenga que gustar.

Igual que no conozco a ningún humano que disfrute haciendo la croqueta sobre una gaviota muerta.

Y no conozco a ningún perro que no disfrute haciendo justo eso.

Si los perros pusieran negocios, ¿pondrían un Parque de Atracciones de revolcarse en bichos muertos y consumir excrementos de grandes herbívoros para personas?

Dudo que fueran tan idiotas.

Así que, bueno, puedes valorar llevar a tu perro a un sitio que no le interesa a hacer una actividad que no le atrae.

O que directamente le angustia.

Y pensar que como a ti te gusta, a él tiene que gustarle también, que para eso es “para perros”.

O puedes aprender sobre perros, comprender mejor a los perros, conocerlos a fondo, observarlos y preguntarles qué es lo que les gusta hacer.

Y luego si te apetece, te vas al cine tú sola, a ver lo que te dé la gana.

Y dejas a tu perro que disfrute de las cosas que les gustan a los perros, una vez sepas cuáles son realmente.

Mis correos diarios pueden ayudarte con este asunto.

Hablan un poco de todo, pero siempre enfocados a ideas de educación canina amable. Y a convivir con perros.

Los lees, y aprender sobre perros y lo que les gusta y lo que necesitan y cómo ven el mundo.

Y de paso, te quitas mucho desasosiego al saber qué pensar de lo que te cuenten en el parque canino los que sí irán al cine para perros con su perro.

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