Pues no hagas esto
Estoy viendo un precioso vídeo de educación canina (eso dice quien lo explica, pero en realidad está adiestrando a un perro) donde se supone que está sentando las bases para comunicarte con tu perro.
Argumenta que los perros no nos hacen caso por, entre otras razones, una mala comunicación.
Punto con el que estoy de acuerdo, todo sea dicho.
Así que explica, de modo práctico, cómo hacer un ejercicio de “no hacer” (tal cual), poniendo un cebo con comida e impidiendo que el perro se pueda acercar lo suficiente para comerla.
Le informa de que no se va a comer esa comida.
Le deja tiempo para pensar (esto lo dice ella, yo no lo veo así)
Y luego le ofrece una conducta alternativa, que consiste en obtener comida de otro modo.
Me encanta.
Me encanta cómo se confunde (quiero pensar que de buena fe) la comunicación con el condicionamiento operante.
El establecimiento de un vínculo con la generación de un ejercicio de conducta predeterminado (por la persona).
Y me encanta cómo acusa al perro de un comportamiento derivado de “ser muy listo”, cuando en realidad la persona no entiende lo que está pasando.
Y no lo entiende, porque lo que cuenta no es comunicación.
Porras, espera, sí que lo es.
Es un monólogo.
Se comunica la persona, de modo unidireccional, diciéndole al perro (de modo muy calmado, eso sí) qué es lo que espera de él.
Lo que él opine, piense, sienta o quiera el perro, da igual.
Aunque no lo ha explicado así, pero es eso lo que está haciendo.
¿Y cuál es esa conducta de perro listo?
Pues que en lugar de lanzarse de nuevo a por el cebo en el suelo, “como sabe que no va a poder alcanzarlo” (está atado y se lo impide físicamente) “se aleja un poco, remolonea y hace como que huele aquí y allá distraídamente”.
Ole.
Justo en ese punto es donde queda muy claro que la comunicación que propone para “forjar una relación y que el perro te haga caso” es unidireccional.
Ni ha entendido las señales que está mandando el perro, ni, lógicamente, está respondiendo a ellas.
Vuelve a lo suyo, enseñarle que no debe acercarse al cebo y que no lo va a conseguir de ningún modo.
Creo que me encantaría ver este mismo ejercicio con un perro (atado, recuerda) de 60 kilos que decida que SÍ va a llegar al cebo.
Ahí sí que quedará claro que no hay comunicación real.
En fin, este tipo de vídeos se ven mucho por internet.
Y este tipo de ejercicios se aplican con frecuencia en el mundo de la educación canina.
Que oye, no tengo nada que objetar, cada uno plantea estas situaciones como mejor sabe y quiere.
La situación no es físicamente violenta: hay un arnés, una correa larga, no hay gritos, ni enfados, ni tirones de correa, ni toques mágicos.
Y se dan premios, muchos premios, montones de premios.
Ah, sí, me olvidaba, y refuerzo social.
Que en este caso es dar caricias y felicitar mucho al perro.
Me pregunto cuál será el refuerzo primario en perros que pasen de la comida.
Y qué usarán como refuerzo social en perros que no encuentran agradable el contacto físico.
O que directamente muerden si les tocas.
En fin.
Si este tipo de pautas te atraen, que sepas que es adiestramiento cognitivo-emocional.
(No me preguntes, yo no le puse la etiqueta)
Y se ofrece a menudo como educación en positivo. Que lo es.
Yo lo encuentro todo soberanamente aburrido, y pienso que una relación no se construye así.
Y que la comunicación (bidireccional) no funciona de esa manera.
Así que, si prefieres lo segundo, lo de forjar una relación simétrica y sana con tu perro, mediante la comunicación bidireccional.
(Y sí, sin premios, sin “reforzadores sociales” que elijes tú, y sin ir poniendo cebos por ahí)
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Así que si quieres saber de qué van las conductas de «perro listo» del vídeo, qué significan, y poder detectarlas cuando tu perro las lleva a cabo, tendrás que apuntarte.
Ah, el rechazo de cebo de cognitivo-emocional, sí. Que quede constancia para tus visitantes de que por bonito que parezca, lo que consigue no es lo que persigue. Un perro que solo huele, se mete cosas en la boca y las escupe si no son comestibles (y sí, se traga las comestibles, porque es lo que hace un perro) pasará a rechazar todo cebo que le digas que no y a tragarse TODO LO DEMÁS, comestible y no comestible, por si acaso a ti se te metiera entre ceja y ceja decirle noooo informativo cantarín. Lógico: lo que piensa es que si no lo has visto y no le avisas de que no quieres que se lo coma, padentro sin reflexionar antes de que te des cuenta y se lo impidas.
Maravilloso sistema tener que estar encima del perro y convertir un animal normal que investiga y decide zampar o no (guarradas, sí, qué le vamos a hacer) en un perro obsesivo. Y que te manden este ejercicio cuando tu perro lo que tiene es agresión por miedo, fantástico. Y dirán que lo hacía mal y por eso no funcionó. Lo hacía DE FÁBULA. Campeonas las dos. De concurso, garantizado, era un rayo. Pero yo tenía que estar mirando siempre al suelo para avisarle de que NO.
Inútil, contraproducente y obvio que no solucionó la reactividad, que era lo único que me importaba. De hecho, la empeoró al eliminar una de las vías de escape que tenía: masticar porquerías. Pero ese era uno de los ejercicios para «fomentar el vínculo» que de forma mágica haría que dejara de querer comerse a los perros. Los otros ejercicios también eran de traca. Y posiblemente funcionen con muchos perros, ojo. Si tienen un vínculo atroz con los humanos porque nunca saben por dónde van a salir, obviamente ser claros y coherentes y repetir siempre lo mismo ayudará al perro a entender a las personas un pelín. Pero para problemas de conducta reales vale CERO.
La rabia que siento a estas alturas de haber empañado algo que sí practiqué desde cachorro, que no es el rechazo de cebo, sino la confianza: mi perra, que escupía al momento cualquier cochinada cuando le decía ¿a veeer qué eso? porque prácticamente SIEMPRE lo miraba sin más y le dejaba seguirla masticando y en escasísimas ocasiones en que era algo realmente peligroso se lo cambiaba por algo infinitamente más rico, tras el ejercicio «cognitivo-emocional» dejo de responder a ese ¿a veeeer? en la calle, ya solo responde en casa. En la calle, como si oyera llover. Un año después del ejercicio «para fomentar el vínculo» el vínculo sigue dañado. Y la agresión, pues igual (después de los ejercicios chulis fue MUCHO peor). Gracias, cognitivo-emocional. Ni en pintura lo quiero ver.
Pues totalmente de acuerdo. Pienso que el cognitivo-emocional es un modo más técnico, con más palabros y más explicaciones enrevesadas de decir y hacer lo habitual. Se pone a la altura de los tiempos actuales, porque incluye en el discurso de manera insistente el hacerlo todo con refuerzo positivo y crear mucho vínculo y no depender de comida sino de juego y «aprobación social», pero sigue siendo lo de siempre. Aunque como es más difícil seguir la argumentación, hace imprescindible al profesional que sirva de puente entre el discurso y su aplicación. Para adiestrar, bien. Para convivir, o resolver problemas de convivencia, pues mal. Muchas gracias por tu aportación, Ana.